Chihuahua, atrapado entre la ineptitud y la política
El conflicto político de Chihuahua ya tomó varias pistas, la última, la de Gobernación. Y si alguien piensa que con el acuerdo de Bucareli entre Alfonso Navarrete Prida y Javier Corral Jurado ya se terminó el encontronazo, están muy equivocados en virtud de que en el fondo prevalece la contienda electoral por alcanzar la Presidencia de la República.
Los chihuahuenses están atrapados entre la ineptitud de su gobernador y la politiquería que hace Ricardo Anaya en su intento de sacar de la contienda a quien él considera el enemigo a vencer: José Antonio Meade. Por ello han construido un caso de triangulación de recursos públicos entre el exgobernador priista César Duarte y sus colaboradores hacía las arcas del PRI nacional.
Primero: diremos que con la llegada de Corral, el 4 de octubre de 2016, comenzó un acelerado deterioro de la gobernabilidad en la entidad, a tal grado que la inseguridad pública rebasó los índices delictivos que se mantenían en niveles por debajo de la media nacional con su antecesor. Ahora Chihuahua supera el promedio del país en delitos con violencia y crímenes de la delincuencia organizada, ubicándose en la sexta y tercera posiciones respectivamente, según el Índice de Paz México 2017. Y así por el estilo andan las tasas de robos y violaciones, de igual manera los homicidios. El caso más emblemático en este tema fue el asesinato de la periodista Miroslava Breach, quien puso al descubierto la infiltración del crimen organizado en la política con la imposición de candidaturas.
Segundo: las finanzas del estado van en picada y están en alerta roja, ya que no hay dinero suficiente ni siquiera para cubrir el gasto
corriente, ya no digamos para el gasto de inversión, todo ello a pesar de que la SHCP dotó de dos mil millones de pesos de más de lo que le correspondía en 2017. Los famosos 700 millones de pesos que Hacienda no entregó por errores de los funcionarios de Finanzas de la entidad norteña, efectivamente se vuelven en estos momentos indispensables para la operación.
Tercero: El caso contra Duarte, particularmente el que tiene que ver con el fondeo al PRI, se sostiene con alfileres y si se investiga con la ley en la mano, se verá que aquellos que han sido señalados como posibles inculpados, como Manlio Fabio Beltrones y el propio Luis Videgaray, están exentos de toda culpa. Incluso el propio Alejandro Gutiérrez, exsecretario adjunto del CEN del PRI, quien está acusado de peculado agravado, cuyo proceso está plagado de irregularidades, además de que en su reclusión está sometido a torturas.
Cuarto: Ya que mencionamos a Beltrones, diremos que también hay fuego amigo que quiere desprestigiar al exdirigente nacional del PRI, no sólo condenarlo al ostracismo político, sino con la privación de su libertad.
Quinto: En la detención de Gutiérrez participó la Policía Federal, no obstante que el caso era meramente local y que aún no estaba complementada la carpeta de investigación.
Sexto: A pesar de que existe el compromiso del secretario de Gobernación de enviar más elementos de la Policía Federal y de las Fuerzas Armadas, además de que se le entregarán en tiempo y forma las participaciones federales a las que tiene derecho Chihuahua, el affaire Corral-pri continuará hasta el mes de junio, en la víspera de las elecciones, al litigar el caso en los medios y no en los tribunales.
Séptimo: El bumerang lanzado por el gobernador Chihuahuense tendrá un daño colateral entre sus paisanos, precisamente porque se distrae de atender los asuntos de gobierno con cortinas de humo para ocultar su incompetencia
Octavo: La participación de la FEPADE en la atracción del caso permitirá conocer con exactitud hasta donde hubo delito electoral y, en su caso, sancionar a los culpables. Al respecto, Corral cuestionó la intervención y arremetió contra Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, “ya que sólo busca obstruir la investigación contra la corrupción política”.
Como vemos hay múltiples aristas de este melodrama y seguramente con en el fragor de la contienda presidencial surgirán otros casos en la guerra política más sucia de que se tenga memoria.
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