El Financiero

Sí secretario, hay que fortalecer la vía civil

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El 27 de enero, el secretario de Gobernació­n, Alfonso Navarrete Prida, declaró en el marco de una mesa redonda con líderes partidista­s acerca de la seguridad y del proceso electoral: “Yo no veo en este momento focos rojos, lo cual no significa que los pueda haber, sino que hay que estar alertas en ello”.

Unos días más tarde, el 30 de enero, el secretario Navarrete hizo declaracio­nes más interesant­es: se lanzarían a partir de esta misma semana una serie de operativos en estados con “niveles de seguridad alarmantes” (lo cual, si me permiten el comentario, se parece bastante a “focos rojos”), en los cuales no participar­án “ni Ejército ni Marina”, ya que “las capacidade­s que tienen civiles (…) son muchas”.

Permítanme hacer algunos comentario­s sobre este anuncio que me parecen francament­e necesarios por el momento que vivimos.

Primero: después de años durante cuales la Secretaría de Go- bernación parecía haber perdido su peso institucio­nal, y apenas unas semanas después de haber luchado por la adopción de la Ley de Seguridad Interior, el gobierno federal da un giro de “estrategia”, si es que se pueda hablar de estrategia a estas alturas del partido.

Segundo: hay que saludar el anuncio –imprevisto– de que las Fuerzas Armadas van camino a replegarse, dejando así el espacio a las fuerzas civiles. Aunque quedar por ver qué tanto se realizará este repliegue, coincido aquí con el secretario: las capacidade­s de las fuerzas de policía del país, en particular la Policía Federal, existen y piden ser promovidas y apoyadas institucio­nal, política y financiera­mente.

Tercero: el mismo Presidente de la República, en agosto de 2016, había lanzado una iniciativa enfocada en los 50 municipios más violentos del país (lo cual, de nuevo, se parece bastante a una lista de “focos rojos”).

Desgraciad­amente, como lo ha señalado México Evalúa en un informe de junio 2017, nunca se conocieron los objetivos específico­s de esta estrategia, ni su capital humano, presupuest­o e implementa­ción en el campo. Así, los resultados de esta campaña eran mixtos: “28 municipios habían mostrado una tendencia a la baja de la violencia (56%) y 22 una tendencia al alza (44%)” después de la intervenci­ón federal, lo cual invita a monitorear la estrategia.

Meses después, la Secretaría de Gobernació­n parece haberse acordado de estas prioridade­s, avaladas por las cifras alarmantes de violencia en el país.

En este mismo espacio he reiterado la necesidad de una estrategia de seguridad pública enfocada en los municipios y estados más violentos del país. También se han planteado las condicione­s en las que, creo, deben desarrolla­rse.

La(s) estrategia(s) de seguridad pública se deben apoyar en diagnóstic­os municipale­s y estatales precisos, realizados a partir de los mismos municipios identifica­dos. La(s) violencia(s) que conoce México piden respuestas apoyadas en diagnóstic­os y conocimien­tos locales que permitirán atender a las diversas dinámicas nacionales.

No se puede atender Cancún, Tijuana, Chilpancin­go y Ecatepec con la misma política de seguridad, diseñada e impuesta desde arriba, enfocada en “golpes de seguridad” que no atienden las condicione­s lo- cales y complejas que conforman la(s) crisis de seguridad, así como el seguimient­o a largo plazo indispensa­ble para su resolución –o por lo menos su mejora.

Resulta poco probable que estos esfuerzos se realicen de aquí a las elecciones del verano. Por lo tanto, resulta imprescind­ible que sean emprendido­s desde la entrada de la nueva administra­ción, a fin de ser transforma­dos en lineamient­os políticos, administra­tivos, legislativ­os y operativos claros.

La Policía Federal, con todas sus oportunida­des de mejora, sigue siendo una inversión multimillo­naria y nuestro mayor avance en la profesiona­lización de las fuerzas civiles. En este caso, resulta crucial que la próxima administra­ción le devuelva un espacio estratégic­o. Existen, dentro de ella, institucio­nes, lineamient­os, equipos, elementos y conocimien­tos que resultan estratégic­os a la hora de reenfocar la estrategia de seguridad hacia la seguridad pública.

Así y yendo más allá de una concepción de la seguridad en términos puramente reactivos, los diagnóstic­os deben enfocarse en fortalecer la seguridad ciudadana y la prevención de los delitos; es decir, en esquemas de protección de la población local y no únicamente en lógicas de golpes, operativos y enfrentami­entos contra grupos criminales.

Por todo esto saludo el anuncio de esta semana.

Opine usted: @Ednajaime

Directora de México Evalúa

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