El Financiero

¿Ya se le pasó la dosis a AMLO?

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Una de las tácticas empleadas por AMLO para tratar de asegurar su triunfo en la elección del 1 de julio es hacer uso del

pragmatism­o.

Este es definido en la teoría política como el pensamient­o en el que “el único criterio válido para juzgar el valor o la verdad de cualquier doctrina o decisión es su efecto práctico”.

O, como dice el conocido adagio: el fin justifica

los medios. En la visión de López Obrador, el fin es ganar la Presidenci­a de la República. En su perspectiv­a, ese resultado es el fin.

Así que, ahora, a diferencia de lo que ocurrió en 2006, cuando excluyó de su movimiento a quienes pensaban diferente a él, ahora, en el afán de sumar votos, ha dado la bienvenida a todos los que han querido.

Este proceso comenzó con la alianza electoral

con el Partido Encuentro Social (PES), pese a las obvias y claras diferencia­s ideológica­s con Morena.

Y en los últimos días se ha hecho manifiesto en su listado de candidatos plurinomin­ales, en donde incluyó a Napoleón Gómez Urrutia, quien salió huyendo del país al ser acusado de fraude en el manejo de los recursos de los trabajador­es mineros, o al expresiden­te nacional del Partido Acción Nacional, Germán Martínez, por citar sólo los casos más conspicuos.

Se ha dicho y se ha escrito en diversas ocasiones que muchos de sus seguidores piensan que él es una especie de ‘Juan el Bautista’ y que, tras la aceptación de su palabra, sigue la plena purificaci­ón, sin importar lo que hayan sido o hayan hecho en el pasado.

La realidad es que más allá de patrones religiosos, lo que ha surgido es un pragmatism­o absoluto o cínico, según se le quiera calificar. La pregunta pertinente, a mi juicio, es si esa estrategia, que le pudo sumar votos y simpatías, en el pasado, va a acabar operando en contra del candidato de Morena.

Ayer, Tatiana Clouthier, nada menos que la coordinado­ra de su campaña, se dijo sorprendid­a por la inclusión de Gómez Urrutia como candidato plurinomin­al al Senado, y señaló que puede no ser la única sorprendid­a.

Y para que no hubiera equívocos, ayer mismo López Obrador escribió en Twitter: “Napoleón G. Urrutia ha sido perseguido y estigmatiz­ado por propaganda oficial y oficiosa”. Es decir, no hay confusión sino pleno respaldo. En la entrevista que Gómez Urrutia dio a Adela Micha y que fue transmitid­a por El Financiero Bloomberg el 17 de mayo del año pasado, se cuestionó al líder minero si había hablado con López Obrador:

“Por teléfono, en alguna ocasión. En una reunión o dos, de saludarnos, en medio de mucha gente, “¿cómo estás?, bien, hay que seguir luchando”, cosas muy generales. Pero yo digo… tal vez el país necesita un cambio verdaderam­ente, por lo menos que verdaderam­ente quieran a México”; el guiño era clarísimo.

Creo que sí, que ya se le pasó la mano a AMLO y que esta selección de candidatos plurinomin­ales le va a costar. Va a ahuyentar a potenciale­s electores.

No sé si los suficiente­s para que pierda la elección, pero sí tendrá un costo.

El votante que no es incondicio­nal de AMLO se sentirá incómodo con ese séquito. Sabe que López Obrador no es ‘Juan el Bautista’ ni tampoco el Mesías y que detrás de su presunta facultad de perdonar, está una ambición que en su desmesura puede estar su naufragio.

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