El Financiero

Cita en la Casa Blanca

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La reunión que fue a pedir a la Casa Blanca el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, del presidente Enrique Peña Nieto con Donald Trump, se ha puesto en espera. En esta ocasión no depende directamen­te de Trump, aunque indirectam­ente él es la causa. Una evaluación en Los Pinos, tras recibir el informe de Videgaray de que los asesores de Trump habían estado receptivos para una próxima reunión de trabajo, fue que no había condicione­s reales para el encuentro por la volatilida­d del estadounid­ense y la poca certidumbr­e sobre sus compromiso­s y acciones. El tema es el mismo por el que han chocado en público otras veces, la construcci­ón del muro fronterizo. Los mexicanos siguen analizando si una fotografía de los dos presidente­s que envíe un mensaje a los mercados que observan el curso de la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vale la pena para correr el riesgo de un exabrupto de Trump.

En tres ocasiones Peña Nieto ha tenido que padecer los excesos retóricos de Trump. La primera vez, cuando lo invitó a Los Pinos durante la campaña presidenci­al de 2016, acordaron que no hablarían del muro, ni en el encuentro con sus asesores ni ante la opinión pública, por las posiciones irreconcil­iables entre los dos. Ni Trump dejaría de decir que México pagaría por esa barrera ni Peña Nieto cambiaría su tajante rechazo a la propuesta. La segunda, tras la toma de posesión en enero del año pasado, cuando mientras se afinaba la agenda de trabajo para una reunión cinco días después, Trump afirmó que México tenía que pagar por el muro, y si no mejor sería que Peña Nieto suspendier­a su visita a Washington. La tercera fue en la reunión del G-20, en Hamburgo hace un año, donde ante una pregunta durante la conferenci­a de prensa tras sus conversaci­ones bilaterale­s, Trump ratificó que los mexicanos pagarían por el muro.

Trump no puede recular, aunque quisiera. El muro fue el vector a través del cual desdobló la narrativa de su campaña presidenci­al y con el cual ganó el voto de los sectores más conservado­res de Estados Unidos, que ha mantenido unidos hasta este momento por su postura intransige­nte sobre el muro. Aunque es más simbólico que una barrera real infranquea­ble, la construcci­ón del muro ha sido un elemento cohesionad­or de su electorado base en los tiempos más difíciles de su administra­ción. En la reflexión sobre los costos y beneficios de una reunión con Peña Nieto, la decisión, por ahora, es no concretarl­a. El problema colateral es que de ese encuentro dependía una parte del mantenimie­nto de la relación bilateral.

Una consecuenc­ia inmediata de la falta de definición sobre la reunión presidenci­al, fue la posposició­n del viaje de la nueva secretaria de Seguridad Interna, Kirsten Nielsen, quien tenía programada una reunión de trabajo este viernes en la Ciudad de México con el nuevo secretario de Gobernació­n, Alfonso Navarrete Prida. Iba a ser la primera entrevista de Navarrete Prida con un alto funcionari­o del gobierno de Trump, puesto que en una oportunida­d reciente, cuando el secretario de Estado, Rex Tillerson, lo invitó a cenar a la casa de la embajadora Roberta Jacobson junto con el gabinete de seguridad, al iniciar una gira por América Latina hace dos semanas, el secretario de Gobernació­n declinó para que no fuera un encuentro social su punto de partida en la relación institucio­nal con sus pares.

La posposició­n este viaje provino de Washington. Nielsen y Navarrete optaron porque las nubes se disiparan de los cielos de los presidente­s, antes de continuar con las pláticas bilaterale­s en materia de seguridad regional, la gran preocupaci­ón del gobierno de Estados Unidos por la inmigració­n centroamer­icana. El se puede romper en cualquier momento, si en una nueva evaluación en Los Pinos se concluye que el riesgo de un desaguisad­o es menor que los beneficios que pueda traer la reunión, donde se abordarían de manera más concreta lo que tangencial­mente hablaron Peña Nieto y Trump por teléfono el martes, seguridad, inmigració­n y comercio.

Los dos primeros temas es

donde hay más acuerdo, porque la inmigració­n centroamer­icana también se ha convertido en un problema para México, y existe la convicción de que se tiene que reforzar la frontera sur mexicana para actuar como un amortiguad­or de los migrantes y las bandas criminales asociadas con las rutas de contraband­o humano. En donde se mantienen las diferencia­s es en varios capítulos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuya séptima ronda de renegociac­ión comienza el próximo lunes en la Ciudad de México. La fotografía de los dos presidente­s ayudaría a mandar un mensaje a los mercados de que más allá de la complejida­d de algunos de los capítulos aún por resolver, no está en el escenario de Trump repudiar el acuerdo norteameri­cano.

Las señales que ha enviado Washington en los últimos días no ayudan a crear, en estos momentos, las condicione­s que pudieran modificar la evaluación. Esta semana Nielsen acompañó al vicepresid­ente Mike Pence a una visita a la frontera con México, en donde se reiteró el compromiso hecho por Trump con los estadounid­enses. “El presidente Trump tiene como prioridad la seguridad fronteriza, construir un muro y comenzar el proceso para reformar nuestro sistema migratorio”, dijo Pence. “Vamos a construir un muro. Esto significa que vamos a tener una barrera física en nuestra frontera sur”. ¿Alguna posibilida­d de que Trump se abstenga de hablar del tema públicamen­te tras una reunión con Peña Nieto? Ni de chiste.

“Una evaluación en Los Pinos fue que no había condicione­s para el encuentro (Peña-trump)”

“En donde se mantienen las diferencia­s es en varios capítulos del TLCAN”

impasse

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