USO DE RAZÓN
tienen razón.
La ingeniería de lavado de dinero en el caso Anaya con la bodega de 54 millones de pesos en Querétaro parece evidente. Y evidente resulta que la PGR protege a César Duarte al no traerlo pese la ostentosa red de propiedades que han aparecido bajo su propiedad.
O que no se atienden las pesadas observaciones de la Auditoría Superior de la Federación sobre el ejercicio del gasto público en algunas secretarías. Y el silencio en el caso Odebrecht. Lo anterior pide a gritos una Fiscalía General de la Nación con autonomía plena para devolver la confianza de la ciudadanía en la procuración de justicia. Pero los únicos que pudieron construirla eran el PRI y el PAN… y están entretenidos en llenarse de lodo uno al otro. Ya estaban los acuerdos para la Fiscalía General de la Nación, con plena autonomía, votada por Anaya y el PAN en la Cámara de Diputados. Y luego la frenaron porque el dirigente nacional se enojó con el PRI.
Por delante el interés personal. Después la nación y el partido que dirigía.
Hoy estamos viendo el escenario creado por los partidos políticos venezolanos que abrieron paso a que el chavismo se instalara en ese país, para destruirlo por completo… a través de la vía democrática.
El extraño silencio de Anaya a los desvaríos y peligros que implica López Obrador para México, habla de que el candidato de la alianza PAN-PRD es rehén de sus rencores.
Y esos rencores lo llevan a disputar el tercer lugar en lugar del primero. Tal vez se le haga, y se lleva la de bronce.