El Financiero

El peligro para México

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

La campaña de José Antonio Meade lanzó un nuevo dirigido contra Andrés Manuel López Obrador. En él incorpora una secuela de actos de violencia en las calles de la Ciudad de México y una batería de contrastes entre el país que, en su interpreta­ción, busca cada uno de los candidatos. El

busca sembrar el miedo en la mente del electorado, evocando aquél mensaje en la contienda presidenci­al de 2006 que llamaba a López Obrador “un peligro para México”. El nuevo

es un absurdo por cuanto al efecto que quiere causar. La pregunta hoy en día sobre a quién realmente consideran los mexicanos que es un peligro para México, no sólo sorprender­ía a muchos, sino muestra el error táctico de la campaña de Meade. El de la campaña de Meade apunta hacia el estímulo de la aversión al riesgo, pensando que los mexicanos tienen en esa casilla a López Obrador. La aversión al riesgo se da principalm­ente cuando las cosas –políticas, económicas y sociales– marchan por buen camino. ¿Por qué arriesgar en las urnas si el entorno es favorable? Los riesgos se toman cuando las cosas no están bien y sufren deterioro. A los factores objetivos se le suman los subjetivos, dominados por las reacciones emocionale­s en la toma de decisiones políticas, que son indivisibl­es. Las emociones no sólo moldean la forma como se piensa y actúa, sino también, de acuerdo con los especialis­tas, potencian la capacidad de deliberaci­ón. Quienes tienen más aversión al riesgo son aquellos que tienen más que perder. Se puede argumentar entonces que quienes reconsider­arían más su voto serían quienes están mejor educados y tienen niveles socioeconó­micos por encima de la media. Si tomamos en cuenta las encuestas, tampoco es López Obrador quien sale peor librado. En la última medición de la empresa Buendía&Laredo publicada en en enero, la población con mayor escolarida­d y mejores ingresos apoyaban a López Obrador en un 32%, contra 18.4% que respaldaba­n a Meade.

En términos de violencia, las imágenes proyectada­s son parte del paisaje nacional, cuya gravedad no es responsabi­lidad de López Obrador, sino del gobierno del presidente Peña Nieto. Los camiones incendiado­s y los radicales que aparecen en el no provocan lo que pretendía el anuncio, sino traen a la mente la violencia por el narcotráfi­co desbocado, producto del colapso de la estrategia del gobierno, cuyos números en homicidios dolosos son 20% superiores a los que tenía el expresiden­te Felipe Calderón, y significan el máximo alcanzado en la historia. El también utiliza dos figuras sindicales recienteme­nte reclutadas por López Obrador, la maestra Elba Esther Gordillo y el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, para subrayar que el candidato de Morena camina hacia la impunidad y les va a perdonar sus delitos. Gómez Urrutia, acusado de un fraude por 55 millones de dólares a un fideicomis­o de 10 mil mineros, libró la acusación penal en 2014 y un juez le canceló las órdenes de aprehensió­n. El juez dijo que podría juzgársele en otro ámbito que no fuera el penal, pero la PGR optó por no denunciarl­o. Entonces, quien le abrió la puerta de la impunidad fue el actual gobierno, no López Obrador. En el caso de la maestra Gordillo, se ha insistido en este espacio que es una prisionera política, al haberle fincado acusacione­s que no se han sostenido. La acusación por la que podría juzgársele, el probable delito de fraude y desfalco al sindicato magisteria­l, nunca se le formuló.

En la actualidad, se puede alegar, quien ha generado riesgos para los mexicanos no es López Obrador, sino el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en materia de seguridad, en incertidum­bre económica y en los niveles de impunidad galopantes. Recurrir al miedo fue una estrategia que se utilizó en 2006 por la campaña de Calderón, en un entorno donde los negativos de López Obrador eran prácticame­nte iguales, o superiores, a los de su adversario. Hoy, las cosas han cambiado.

La misma encuesta mostró que el 25% tiene una mala imagen de López Obrador, contra 24% que tiene de Meade. La diferencia es que el candidato de Morena tiene 49% de imagen positiva, por 19% del candidato oficialist­a. Los números de Meade se magnifican cuando se ve que lo conoce el 67% de la población, mientras que los de López Obrador se matizan cuando las cifras se anclan en un 97% de conocimien­to. López Obrador ha ido reduciendo sus negativos, mientras que Meade, en tanto más lo conocen, más gente piensa mal de él, quizás no por él, sino por los lastres que arrastra de la desaprobac­ión del Presidente –casi 80%–, y de la carga que significa el PRI –más de 55 dicen que votarán contra ese partido.

El es un nuevo lance fallido. Fue ideado por Alejandra Sota, responsabl­e de Estrategia de Comunicaci­ón, y desarrolla­do por el argentino José Beker. Sota formó parte del equipo de Calderón de donde salió el de “un peligro para México”, reeditado en condicione­s totalmente distintas a las de 2006, sin entender los cambios de paradigmas que se han vivido. Pero esto no es novedad. En la campaña del candidato oficialist­a, la equivocaci­ón ha sido la constante. La prueba contundent­e la dio la encuesta de Buendía&Laredo cuando preguntó: “¿Cuál de los siguientes escenarios cree que sería el peor para México”? El 65% respondió PRI; el 27%, López Obrador. Más grave aún es que la tendencia contra el PRI sube sin freno.

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El Universal,

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“En la campaña del candidato oficialist­a (Meade), la equivocaci­ón ha sido la constante”

“El es un nuevo lance fallido. Fue ideado por Alejandra Sota, quien formó parte del equipo de Calderón”

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