El Financiero

FUSIÓN AL LÍMITE

La Spanish Harlem Orchestra trae a México el sabor de la tradición neoyorquin­a, en el Festival Salsa Brava

- ROSARIO REYES

rreyes@elfinancie­ro.com.mx

Óscar Hernández es heredero de una tadición que le llenó los oídos desde que era un niño. Salsero y jazzista de Harlem, lleva en la sangre el producto de aquel encuentro que cambió la histioria de la música en 1947, cuando el percusioni­sta Chano Pozo –recién llegado de La Habanacono­ció a Dizzy Gillespie; una bomba que al estallar fusionó los extremos negro y latino de El Barrio, generando el

latin jazz.

“Los latinos estaban en el centro de un mundo que generaba muchas otras músicas, pero se destacaron por sus ritmos únicos: la música afro cubana, que fue una influencia mundial”, dice en entrevista el pianista de origen puertorriq­ueño, quien fundó hace 15 años la Spanish Harlem Orchestra, impulsora de la llamada “salsa dura” o “salsa brava” surgida en la década de 1970 en Nueva York. “Harlem fue un lugar súper importante para el desarrollo de la cultura latina en Estados Unidos y la música contribuyó en gran medida a ese crecimient­o. Surgieron grandes protagonis­tas en aquella escena “Lo que tenemos es una química total, tenemos bien claro quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos”

ÓSCAR HERNÁNDEZ Pianista y director musical

que se creó entre 1940 y los años 70. Eran puertorriq­ueños más que nada, algunos cubanos, dominicano­s e incluso mexicanos. Igual que pasó con los italianos, los irlandeses, los judíos, tanta gente que ha pasado por ahí, los latinos han dejado huella”, abunda.

Harlem era el centro de una geografía que generaba una diversidad de géneros, pero los latinos, que encontraro­n en sus raíces musicales una forma de identidad, pasaron de tocar en las calles de la Gran

Manzana a colarse en las salas de concierto, recuerda el director de grupos como Seis del Solar, que acompañó a Rubén Blades entre 1984 y 1995, y con quien grabaron el clásico Buscando América.

“A un mes de conocerse, Chano Pozo ya estaba tocando con Dizzy Gillespie en el Carnegie Hall. Después, gente como Tito Puente, Machito, Tito Rodríguez, Noro Morales y muchos otros artistas latinos formaron una buena parte de lo que se estaba desarrolla­ndo en Nueva York”. Óscar Hernández creció en el seno de una familia humilde, con la música que se escuchaba de puerta a puerta entre el Bronx y El Barrio, como es conocido el distrito neoyorquin­o del que su orquesta tomó el nombre.

A los 12 años comenzó a tocar trompeta y la cambió a los 14 por el piano, que aprendió de oído; a los 16 años ya tocaba como profesiona­l en las orquestas de Tito Puente, Machito, La Lupe, Celia Cruz y Ray Barreto, entre otros.

“Era la época de Fania, un sello discográfi­co que también se creó en Nueva York y grabó a muchos artistas nuevos. Fueron tiempos muy lindos en términos de creativida­d, y yo formé parte de eso.

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