LAS ENCUESTAS
En muchos temas el sentido común prevalece hasta que las encuestas lo derriban. Algo así pasó con la encuesta en Ciudad de México que se dio a conocer en estas páginas a principios de semana. Entre los comentarios que leí y escuché comparto el siguiente: al parecer, la CDMX no es tan progresista ni tan liberal como se cree. Esta impresión se generó a partir de los porcentajes de la encuesta que indican que la mayoría de los capitalinos está en desacuerdo con la legalización de la mariguana y en desacuerdo con que la ley permita la adopción a parejas del mismo sexo. La oposición en estos temas alcanzó el 61 y 55 por ciento, respectivamente.
En temas como el matrimonio igualitario y el derecho de la mujer a decidir sobre el aborto, la mayoría de los capitalinos consultados se manifestó a favor, con 57 y 53 por ciento que está de acuerdo; pero llamó la atención el nutrido porcentaje de entrevistados que está en desacuerdo: 36 y 43 por ciento. “¿No que muy progres?”, leí en algún momento.
Como buen espejo, la encuesta mostró diversos rostros de los capitalinos en estos temas. Lo cierto es que son asuntos en los que prevalece la división de opiniones. ¿Quiere decir eso que la CDMX es conservadora? Evidentemente una parte de su población sí, pero una respuesta más comprensiva depende de contra qué la comparemos.
En 2014, una encuesta de Gallup mostró que el 55 por ciento de los adultos en Estados Unidos apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo, una proporción muy similar al de la CDMX. Pero, contrariamente a lo que se observa en la ciudad, el porcentaje de norteamericanos que apoya la adopción por parejas del mismo sexo es todavía más alto: 63 por ciento. Es decir, hay una porción de gente que se opone al matrimonio igualitario pero no a la adopción. Esa encuesta sugiere que los norteamericanos son igual o más progresistas que los chilangos (o igual o poco menos conservadores, para enfatizar el otro lado). Eso es mucho qué decir, ya que no estamos comparando con Suecia u Holanda, donde esperaría una mayor proporción de respuestas progresistas. Pero comparemos ahora con el resto de México. En el país, el 35 por ciento de los adultos nos dijo en septiembre de 2016 que está de acuerdo con que “la ley debe permitir el matrimonio entre homosexuales”, mientras que 58 por ciento estuvo en desacuerdo (El Financiero, 12 septiembre 2016). Un año después, en octubre de 2017, el porcentaje se confirmaría: 36 por ciento de acuerdo y 58 en desacuerdo. En la encuesta nacional de octubre 2017, el 24 por ciento dijo estar de acuerdo con la adopción por parte de parejas del mismo sexo (73 por ciento en descuerdo); el 22 por ciento apoyaba el derecho de la mujer a decidir sobre el aborto (con 75 por ciento en contra); y 20 por ciento se manifestó a favor de la legalización de la mariguana (con 79 por ciento en oposición).
Es fácil ver que, comparados con el país en su conjunto, los habitantes de la CDMX lucen mucho más abiertos (si gusta, progresistas), en esos temas. Alguien dirá que no deberían ser tema porque el matrimonio igualitario es legal y avalado por la Corte, pero en opiniones y valores la carga moral pesa, por lo que pueden prevalecer públicos en contra aún y cuando la ley lo permita.
Y como en muchos temas de valores, las diferencias de opinión por edad y escolaridad son muy marcadas. En la CDMX, el 57 por ciento de adultos está de acuerdo con la frase “la ley debe permitir el matrimonio entre homosexuales”, pero el porcentaje sube a 72 por ciento entre los que tienen de 18 a 29 años de edad, y baja a 46 por ciento entre los mayores de 50 años. La brecha en escolaridad es ligeramente menor pero también notable: el acuerdo es de 48 por ciento entre los que cuentan con estudios básicos y de 62 por ciento entre quienes tienen estudios universitarios. Como sería de esperarse, los más jóvenes y los más escolarizados expresan opiniones más progresistas. La CDMX quizás no luzca tan
progre como se creía, pero comparada con el país en su conjunto los capitalinos sí expresan una mayor apertura y apoyo en estos temas divisivos. Habrá que ver hasta qué punto son activos electorales, ahora que algunos políticos están apelando a ellos.
“Los más jóvenes y los más escolarizados expresan opiniones más progresistas”
“Comparados con el país en su conjunto, los habitantes de la CDMX lucen mucho más abiertos”