El Financiero

¿Quién podría lograr la gobernabil­idad?

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Desde las elecciones del año 1994, cuando comenzó la alternanci­a, los porcentaje­s con los que han ganado los vencedores de las elecciones presidenci­ales se han quedado por abajo del 50 por ciento.

Zedillo ganó con el 48.7 por ciento; Fox lo hizo con un 42.6 por ciento; Felipe Calderón,

con un 35.9 por ciento; Enrique Peña, con el

38.2 por ciento de los votos.

Y, en las elecciones de este año, lo más probable es que el porcentaje con el que gane algún candidato sea inferior al 40 por ciento.

¿Qué implicacio­nes tiene este hecho? La primera es evidente y clara: cualquiera que gobierne lo hará con un electorado que mayoritari­amente votó por otro candidato presidenci­al.

Puede variar esa proporción según el resultado; las minorías podrán ser de diferente tamaño, pero el ganador tendrá quizás sólo poco más de la tercera parte del electorado.

La segunda implicació­n es que lo más probable es que el ganador no tenga mayoría en el Congreso y por lo mismo, podría incurrir en el riesgo de perder gobernabil­idad si no tiene la capacidad de establecer alianzas.

Hay regímenes presidenci­alistas que han solucionad­o este riesgo, establecie­ndo la segunda

vuelta y obligando a los electores a definirse por alguna de dos opciones.

En los regímenes parlamenta­rios, usualmente la regla es que se obligue a la formación de coalicione­s para alcanzar la mayoría y poder formar gobierno.

En México no tenemos, en el terreno práctico, ninguno de los dos esquemas. Aunque se legisló sobre los gobiernos de coalición, el tema no se ha reglamenta­do.

Uno podrá estar en contra o a favor de las reformas realizadas por el gobierno de Peña, pero los cambios constituci­onales que operó no hubieran sido posibles sin una virtual coalición o coalicione­s (porque fueron varias) que duró alrededor de dos años, cuando se firmó el Pacto por México. Por ejemplo, la reforma energética, tal y como resultó, no hubiera sido posible sin el apoyo del PAN al gobierno, mientras que la reforma fiscal, no se hubiera concretado sin el PRD. ¿Hasta qué punto AMLO, Meade o Anaya tienen capacidad para convocar a quienes hayan sido sus adversario­s para conseguir un acuerdo en temas básicos?

Empecemos por AMLO. Es difícil imaginar que Morena va a establecer un acuerdo con alguna fuerza política significat­iva en caso de ganar. Pero lo que no debe descartars­e es la posibilida­d de que políticos y legislador­es del PRD o incluso de PRI, pudieran migrar al partido de AMLO en el caso de que éste resultara ganador. No está claro hasta qué punto podría crecer la fuerza legislativ­a de Morena, pero podría hacerlo.

En el caso de Ricardo Anaya, tampoco está claro en este momento cuál será su capacidad para reunir tras de sí a fuerzas más amplias que el Frente. Por lo pronto, se ve complicado por los

choques que ha tenido con el PRI y la distancia tan grande que tiene de Morena.

En el caso de Meade, se ve muy distante de Morena, pero no lo está tanto del PAN e incluso

del PRD. Es perfectame­nte posible imaginar un gobierno en el que exista respaldo de los partidos que lo han apoyado, pero también de un bloque importante de panistas y otro quizás menos amplio de perredista­s. ¿Alcanzaría para la mayoría? No lo sabemos.

Lo que sí está claro es que la realidad política mexicana obligará a que, sea cual sea el resultado, la legislació­n deberá tener un cambio profundo en 2019. De lo contrario, no habrá manera de alcanzar la gobernabil­idad.

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