TLCAN, MONEDA DE CAMBIO DE EU CON MÉXICO Y CANADÁ.
¿La economía mexicana tiene resiliencia para enfrentar la incertidumbre sobre la renegociación del TLCAN y los riesgos de las políticas proteccionistas de Estados Unidos? La pregunta se la formuló este reportero al subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, ante el anuncio del presidente
Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio.
La decisión afecta el proceso de renegociación del TLCAN, de cuya “conclusión exitosa” dependerá que EU no aplique las tarifas a México y Canadá. Dicho de otra manera, Trump usará los aranceles como moneda de cambio para renegociar el TLCAN.
Al haber hecho el anuncio la semana pasada, empañó la séptima ronda de negociaciones del TLCAN en la Ciudad de México. “Claramente no es el mejor momento para andar saliendo con esas cosas que generan mucha incertidumbre”, comentó al reportero el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.
“Aunque no (afecta) implícitamente, sí genera una distorsión de estrategias de negociación que complica el proceso, eso no se puede ocultar”, admitió. La respuesta del funcionario hacendario a la pregunta inicial fue que el gobierno mexicano ha venido trabajando en el ‘blindaje’ de la economía. Primero, el Banco de México ha acumulado 173 mil millones de dólares en reservas internacionales, a los que se suman más de 70 mil millones de la línea de crédito flexible del FMI. “Eso, desde el punto de vista de disponibilidad de liquidez internacional”, destacó Messmacher.
Lo segundo es el proceso de consolidación fiscal, que se ha venido siguiendo desde hace un par de años y que llevó a que en 2017 el saldo de la deuda amplia del sector público como porcentaje del PIB bajara por primera vez en una década. “Esperamos que pase lo mismo en 2018”, dijo el subsecretario de Hacienda.
“¿Ahí cuál es la idea? Pues que tengamos los márgenes de maniobra para hacerle frente a cualquier eventualidad”, agregó.
Por lo pronto, la resiliencia de la economía mexicana ya fue reconocida por una de las tres agencias calificadoras más importantes:
La semana pasada, Standard & Poor’s reafirmó la calificación crediticia de BBB+ y la perspectiva
“Genera una distorsión de estrategias de negociación que complica el proceso”
estable asignada a México. En la escala de Fitch Ratings, la calificación actual también está en BBB+ con perspectiva estable.
La calificación de México por parte de Moody’s es A3, tres niveles por encima del grado de inversión, pero tiene perspectiva negativa.
“Aquí deberemos ver que las dos agencias calificadoras grandes que faltan, que son Fitch y Moody’s, terminen con sus análisis”, dijo Messmacher.
“En este momento están analizando la situación crediticia del país y estarán dando a conocer sus opiniones probablemente en las próximas semanas o en el próximo par de meses”.
Las calificadoras reconocen que hay riesgos, como la incertidumbre sobre el TLCAN. Pese a ello, S&P estima que es conveniente mantener la calificación crediticia del país ante lo que se ha venido trabajando en los frentes monetario y fiscal. Lo que ha permitido generar certidumbre alrededor de la economía mexicana es la política monetaria del Banxico y la ruta de consolidación fiscal en que se ha mantenido Hacienda.
Esa es la mejor ‘vacuna’ contra la incertidumbre, en un año en que el mayor peligro para la economía es la renegociación del TLCAN.