PROFETA DEL POS MUNDO
Leslie S. Kilinger entrega un edificio de mil páginas: la más completa entrega sobre 22 textos comentados de H.P. Lovecraft
El escritor encarnó en su mitología monstruosa los signos de una época oscura
¿Puede un libro ser la nota principal de la sección de culturas? ¿Debe? Si los libros, en general, son un acontecimiento, una noticia, entonces puede –y debe– una obra como ésta ser la nota principal de una sección de culturas... Editorial Akal saca al mercado un prodigio: la edición anotada de Lovecraft, una celebración que la gran escritora estadounidense Joyce Carol Oates festeja con fervor genuino. El tomo es indomesticable. Y absoluto. Leslie S. Kilinger se ha tomado la pequeña molestia de entregar un edificio, como quien entrega la estatua de la Libertad, sin pedir reparos por los daños. Casi mil páginas de uno de los más asombrosos narradores del siglo XX.
La obra de este misterioso personaje (hijo de padres mentalmente enfermos y misántropo) fue publicada en las revistas Pulp, las cuales –indica el traductor– eran publicaciones periódicas que contenían relatos cortos, normalmente agrupados por género. Es decir, números dedicados al mundo policíaco, a la ciencia ficción o al terror. En la espléndida introducción al tomo, Alan Moore cuenta que las personas que fueron responsables de mantener vivo su nombre (Lovecraft murió en 1937) lo hicieron a menudo adulterando su nombre, su filosofía y su naturaleza esencial como ser humano.
¿Qué hicieron? Provocaron que lados de su personalidad se propagaran sin valorar el contenido de sus textos. El autor quedó reducido a cargos condenables: misógino, clasista, homofóbico y antisemita. Pero la obra superó los adjetivos, como suele pasar con los grandes libros. De acuerdo con Moore, “el hipnótico poder del lenguaje y la imaginación de Lovecraft es tal que, a pesar de esos impedimentos, hoy se lo reverencia a un nivel comparable con su ídolo Edgar Allan Poe; una trayectoria póstuma desde el Pulp hasta el mundo académico, que tal vez sea única en las letras contemporáneas”.
Sí, algo extraño habita en los documentos lovecraftianos. No puede ser de otra manera, él, en sí, era un misterio, un enigma. Escribió, y esto podría ser un récord, 100 mil cartas en los 46 años que pasó por el mundo de los vivos, con los que, por cierto, no tenía mucha empatía. Moore confirma la posibilidad, el misterio de la pregunta inicial de este texto. Claro que un libro puede ser la principal de una sección cultural, pero... ¿de dónde mana la inagotable curiosidad hacia este individuo poco mundano y agresivamente anticuado? Aunque la respuesta se origina en