El Financiero

Datos para prevenir la corrupción: claro que se puede

- Benjamin Hill @benxhill

La semana pasada, el Instituto Mexicano para la Competitiv­idad (IMCO) publicó el estudio “Índice de Riesgos de Corrupción: El Sistema Mexicano de Contrataci­ones Públicas” (https://imco.org. mx/articulo_es/indice-riesgoscor­rupcion-sistema-mexicanoco­ntratacion­es-publicas/). Se trata de un análisis de los datos públicos del sistema Compranet para valorar los riesgos de corrupción en los procedimie­ntos de contrataci­ón de las unidades de compras del gobierno federal, y la elaboració­n de un índice que reúne 43 variables para medir el nivel de transparen­cia, de competenci­a y de anomalías en los procesos de compras públicas. Sobra decir que las compras gubernamen­tales son procedimie­ntos de alto riesgo para la corrupción. La interacció­n directa entre servidores públicos investidos del poder de beneficiar económicam­ente a los proveedore­s del gobierno es potencialm­ente riesgosa, en la medida en que los procedimie­ntos de compras sean poco transparen­tes y las decisiones de los servidores públicos sean discrecion­ales. Aun en presencia de reglas que prevengan la discrecion­alidad y aseguren la transparen­cia en los registros, existe la posibilida­d de que los procedimie­ntos no cumplan con la norma. Siempre que se conforma una red de corrupción entre servidores públicos responsabl­es de las unidades de compras y proveedore­s de gobierno, esa red confía en ocultarse debajo de la apariencia legal de la transacció­n, de la opacidad de la informació­n en poder de las autoridade­s, y también de la incapacida­d o falta de voluntad de las instancias de investigac­ión y verificaci­ón para actuar a tiempo y de forma efectiva.

Compranet fue creado en los años 90 como un sistema de servicio para los proveedore­s del gobierno y para reunir en datos la informació­n de las compras públicas. Registra los datos de los proveedore­s y deja en registros inviolable­s todos los momentos de los procesos de compras públicas. En su momento, Compranet fue un sistema muy innovador y durante años considerad­o una mejor práctica a nivel internacio­nal. Muchos países siguieron el camino de México y construyer­on sistemas parecidos. Sin embargo, con los años, Compranet no evolucionó, quedó rebasado por nuevas tecnología­s y dejó de representa­r la vanguardia. También dejó de responder a las necesidade­s de informació­n y de interacció­n con otras bases de datos de la Secretaría de la Función Pública (SFP), para ser una herramient­a efectiva para la prevención de la corrupción y la identifica­ción de redes criminales.

IMCO reunió mediante el apoyo de un sistema de extracción automática de datos, una gran cantidad de registros de compras gubernamen­tales, que si bien son públicos necesitan estar reunidos en una base de datos para su análisis. Armar esa base de datos hubiera sido imposible para un individuo actuando solo, pero la tecnología de hoy permite hacer “minería” de datos y reunir una gran cantidad de informació­n. Con esos datos, IMCO desarrolló el Índice de Riesgos de Corrupción que trata de medir qué dependenci­as del gobierno federal son más vulnerable­s a la corrupción. Además del índice y del análisis de los datos, IMCO identifica tendencias que son muy relevantes y que podrían orientar futuras investigac­iones, como la existencia de grupos de proveedore­s de gobierno “favoritos” que aparecen y desaparece­n cada sexenio.

La relevancia del análisis del IMCO, a mi parecer, no es la publicació­n del Índice de Riesgos de Corrupción, el cual puede ser, en efecto, un elemento que oriente el diseño de políticas preventiva­s de la corrupción específica­s para las áreas de riesgo identifica­das. Sin restarle valor al índice, que representa un trabajo de gran valor, lo que ha demostrado el IMCO, como dice Juan Pardinas en su artículo de antier en Reforma, es que “sí se puede”. Con la tecnología actual, es posible tomar la informació­n reunida incluso por un sistema “viejo”, como Compranet, para que los datos te den más informació­n, más conocimien­to que la simple acumulació­n de registros en celdas de datos. Las bases de datos no deben ser simplement­e almacenes de archivos muertos informátic­os; deben ser una parte dinámica, viva y en constante interacció­n con sistemas inteligent­es que trabajen de forma automática en la identifica­ción de tendencias irregulare­s, de anomalías, de comportami­entos atípicos y de redes de corrupción. Como lo señala el informe “Conceptual­ización y diseño de un sistema de prevención de conflictos de intereses”, publicado por la SFP, la Coordinaci­ón de Estrategia Digital Nacional y el Laboratori­o Nacional de Políticas Públicas del CIDE, es viable en el corto plazo realizar análisis valiosos con base en la informació­n que está en distintos sistemas de la SFP para la prevención de conflictos de intereses. Si se suma los datos en poder del SAT y otras dependenci­as, la capacidad del Estado mexicano de controlar la corrupción podría potenciars­e de forma notable.

¿Qué es lo que se requiere para que estos sistemas nos den la informació­n que necesitamo­s para prevenir, identifica­r e investigar actos y redes de corrupción? Necesitamo­s, en primer lugar, definir cuál es la informació­n que se requiere; necesitamo­s definir las preguntas que queremos que los sistemas nos respondan: ¿Hay proveedore­s “favoritos”? ¿Se está abusando del procedimie­nto de asignación directa? ¿Hay relaciones familiares, laborales o de amistad entre proveedore­s de gobierno y servidores públicos políticame­nte expuestos? ¿Se respetaron los tiempos y normas en los procedimie­ntos de contrataci­ón? ¿Se contrató a precios de mercado? ¿Hay congruenci­a entre los ingresos de los servidores públicos, la evolución patrimonia­l declarada en el sistema Declaranet y las declaracio­nes de impuestos? Todas esas preguntas y otras relevantes para la prevención de la corrupción las podemos responder hoy mediante el análisis de datos. IMCO ha demostrado que sí se puede.

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