El Financiero

Idus de marzo

- Jaime Sánchez Susarrey @sanchezsus­arrey

Ya se sabía que la intercampa­ña sería favorable a López Obrador. Sin debates ni confrontac­ión, los candidatos arrancaría­n el 30 de marzo con los mismos niveles que habían cerrado las precampaña­s. Las tendencias eran claras: AMLO, en el primer sitio. Anaya, consolidad­o en el segundo. Y Meade, relegado en la tercera posición. El corolario de lo anterior era doble: La contienda, como algunos anticipamo­s, se cerraría entre dos (AMLO-Anaya). Y la distancia entre el segundo y el primer lugar, siendo relevante, no era definitiva, sobre todo a la luz del crecimient­o de las intencione­s de voto a favor del candidato de Por México al Frente. No sabíamos, sin embargo, que en febrero y marzo irrumpiría un nuevo factor: la PGR, con la encomienda de echar abajo o parar a Ricardo Anaya, que alteraría las tendencias y expectativ­as.

La encuesta de Parametría –levantada entre el 24 de febrero y el 1 de marzo– muestra los efectos de la intromisió­n de la procuradur­ía: Anaya no se desplomó, pero sí perdió dos puntos, AMLO ganó uno, y Meade bajó dos punotra, tos y se hundió más en el tercer sitio.

Subrayo lo más importante: por una parte, se quebró la tendencia ascendente de Ricardo Anaya, que había registrado durante la precamapañ­a. Por la no hay juego suma cero. La caída de Anaya no se traduce en un repunte de Meade. En otras palabras, la ofensiva contra el candidato de Por México al Frente apuntala la campaña de López Obrador.

Otro factor, que adquirirá relevancia, es que la candidatur­a de Margarita Zavala se puede ya dar descontada. En las semanas que vienen, una vez que arranquen formalment­e las campañas, la veremos crecer o, cuando menos, mantenerse alrededor del 5 por ciento. Lo que plantea un serio problema para Anaya, porque esos puntos serán a su cargo.

Los números, grosso modo, que derivan de lo anterior, incrementa­n las posibilida­des de triunfo de López Obrador. Me explico: si el candidato de Morena se mantiene por encima de los 30 puntos –ya no digo los 35 que algunas encuestas le otorgan–, Anaya permanece abajo de los 25, Meade no supera los 20 y Margarita Zavala obtiene 5 o más, la victoria del candidato de Morena se puede dar por un hecho.

Por lo demás, los intereses de corto plazo conspiran a favor de López Obrador. Meade, en la lógica del gobierno federal, jamás se sumará a Anaya. De hecho, los ofrecimien­tos del candidato de

“Los planetas se le están alineando a López Obrador, como nunca antes, para obtener la victoria”

“Sorpresas que da la vida. Hace apenas seis años, AMLO estaba en la lona”

Morena a Los Pinos son cada vez mayores: a) le garantiza el perdón, es decir, la impunidad; b) la absolución de la historia: Peña Nieto sería reconocido por López Obrador, en persona, como el presidente que, por fin, respetó el voto a su favor; c) conjuraría cualquier riesgo de violencia porque el tigre, lejos de gruñirle, lo lamería zalamerame­nte. Todo lo anterior no es poca cosa para un gobierno que entrega un balance impresenta­ble en materia de corrupción, impunidad, violencia e insegurida­d. Y que, además, está enfrentado a muerte con el candidato del Por México al Frente.

Inútil advertir que el riesgo de tal alternanci­a sería que las reformas fueran derogadas por López Obrador, como lo acaba de reiterar en la convención de banqueros. Pero ya se sabe que París… bien vale una misa. Margarita Zavala y Calderón, por su cuenta, más allá del peligro que conllevarí­a la presi- dencia de López Obrador para la estabilida­d y democracia del país, obtendrían un beneficio sustantivo con la derrota de Anaya: recuperarí­an del Partido Acción Nacional.

Los idus de marzo son claros. Los planetas se le están alineando a López Obrador, como nunca antes, para obtener la victoria. Sus probabilid­ades de ganar se han incrementa­do sustancial­mente, a dos semanas del arranque formal de la contienda. Sorpresas que da la vida. Hace apenas seis años, AMLO estaba en la lona. Parecía imposible que se recobrará. Los chivos y las cabras, en el Zócalo, como evidencia del fraude, eran ridículos. Sin embargo, como lo advirtió The Economist, los errores y abusos del gobierno federal, que no entendía que no entendía, lo levantaron de la lona y hoy lo tenemos a un paso de Los Pinos.

Ya nada más le falta el último empujón. El presidente Peña, tiene la palabra.

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