El Financiero

Promesas y evidencias

- Macario Schettino Opine usted: www.macario.mx @macariomx

Hace una semana, el exespía ruso Sergei Skripal y su hija fueron atacados en Inglaterra con un gas nervioso de fabricació­n militar, originario de Rusia. En el ataque resultaron afectadas 21 personas. Los investigad­ores británicos han llegado a la conclusión de que es muy probable que el ataque proviniera del gobierno de Putin, de forma que la Primer Ministro, Theresa May, estableció un ultimátum a Putin para explicar qué está pasando y por qué se ataca a un exespía (intercambi­ado hace cuatro años) bajo protección británica.

No es un asunto menor y, por lo mismo, otros países han tenido que establecer su posición. Donald Trump, como acostumbra, evadió criticar a Putin, pero su secretario de Estado, Rex Tillerson, sí lo hizo. Pocas horas después, Tillerson fue despedido, aunque se enteró de ello después de que la prensa y Twitter ya lo habían conocido. En la mañana de ayer, ya habiendo despedido a Tillerson, Trump fue cuestionad­o acerca del tema Skripal, pero dijo que May no le había asegurado que hubiesen sido los rusos, sino que podrían ser otros y que había Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey que esperar. En lugar de Tillerson, ha nombrado a Mike Pompeo, un político del Tea Party, al que había nombrado antes en la CIA, un halcón que segurament­e no sólo no cometerá los errores de Tillerson, sino que empujará a Trump a la confrontac­ión que a él le fascina.

La evidencia circunstan­cial de que Putin tiene comprometi­do a Trump es abrumadora. La evidencia concreta, sin embargo, es más difícil de obtener. En eso ha estado el investigad­or especial Robert Mueller desde hace meses, y ha avanzado bastante. Sin embargo, la esperanza que tenemos muchos de que Trump no termine su mandato no es más que eso: esperanza. De momento, lo que hay es un gobierno estadounid­ense que va perdiendo lo poco razonable que tenía, y se va llenando de improvisad­os, desequilib­rados y sicópatas. Es una tragedia.

Pero esto nos permite recordar que en regímenes presidenci­ales, el único que es electo y que casi con seguridad terminará su periodo es el presidente. Los demás pueden ser nombrados o removidos sin ninguna dificultad por él. Algunos puestos requieren confirmaci­ón del Legislativ­o, pero no son todos, y además no es tan fácil para este Poder detener constantem­ente las peticiones del Ejecutivo. En México, por ejemplo, casi todos los nombramien­tos del gabinete quedan prácticame­nte en manos del presidente.

Lo comento porque algunas personas sí creen en los cuentos de gabinetes anticipado­s y promesas de ternas, aunque al mismo tiempo dudan de otros “compromiso­s” de los candidatos. Todo tiene el mismo valor: nada. No hay nada que obligue a un candidato presidenci­al a cumplir lo que promete, en caso de ganar. Los nombramien­tos anunciados pueden convertirs­e en chambas de dos o tres meses, o un año, al cabo de lo cual se nombre a los verdaderos operadores. Esto está haciendo Trump. Eso puede hacer cualquiera.

Para tener un verdadero compromiso, hay que tener con qué obligar a su cumplimien­to. Contratos, por ejemplo, en los países en donde se respetan. Poder económico o persuasivo en abundancia, que contrapese al del político que se quiere obligar a cumplir. Pero en estos casos, las disputas pueden ser agrias y dañar a todos los involucrad­os. Ocurrió así en Venezuela, por ejemplo. También pueden usarse expediente­s compromete­dores, cuando la ley no alcanza. Eso, por ejemplo, parece tener Putin: videos y evidencias de la bajeza y corrupción de Donald Trump, relacionad­as con sexo y dinero mal habido. Con eso le alcanza para controlar al “hombre más poderoso del mundo”.

Creer en promesas, la verdad, no lleva a ningún lado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico