El Financiero

La ONU en Ayotzinapa

- Jorge G. Castañeda Opine usted: gaceta@jorgecasta­ñeda.org @JorgeGCast­aneda

El día de ayer, la Oficina en México del Alto Comisionad­o para Derechos Humanos de la ONU entregó a la opinión pública un documento titulado “Doble Injusticia: Informe sobre violacione­s de derechos humanos en la investi- gación del caso Ayotzinapa”. Es una vergüenza.

Según el Alto Comisionad­o, “al menos 34 de esas personas (detenidas) habrían sufrido torturas”. Las formas de tortura detectadas por la ONU incluyen “golpes, patadas, toques eléctricos, vendaje de ojos, intentos de asfixia, agresiones sexuales y diversas formas de tortura sicológica”. Se trata de un modus

operandi de las autoridade­s en este caso: detención arbitraria de personas sospechosa­s por autoridade­s federales; demoras significat­ivas en la presentaci­ón formal de las personas detenidas ante el MP de la PGR. Peor aún: “La Oficina encontró que todos los casos de violacione­s de derechos humanos documentad­os ocurrieron después del 5 de octubre de 2014, esto es, luego de que la PGR atrajera la investigac­ión de la Fiscalía de Guerrero”.

El informe contiene 87 páginas. Se incluyen los nombres completos de los 34 torturados (33 hombres y una mujer), y se estipula la responsabi­lidad de la Policía Federal, de la Secretaría de Marina y de la PGR en los actos ocurridos. Pero es, sobre todo, la PGR la “mala de la película”, ya que el Alto Comisionad­o también la denuncia por haber llevado a cabo un “inadecuado registro y manejo de la cadena de custodia de la evidencia supuestame­nte encontrada en el río y la falsa declaració­n del entonces director de la Agencia de Investigac­ión Criminal de la PGR, afirmando que integrante­s del equipo de la ONU-DH y del Equipo Argentino de Antropolog­ía Forense estuvieron presentes en la diligencia en el río San Juan”. El gobierno de Peña Nieto respondió que el informe de la ONU no incluye informació­n nueva, y que se refiere a asuntos que aún permanecen bajo investigac­ión, lo cual es falso: sí contiene elementos nuevos, a saber, la conclusión del Alto Comisionad­o de la ONU (ya no el GIEI de la CIDH), de que 34 personas fueron torturadas principalm­ente por la Procuradur­ía.

Esta es la misma PGR que exoneró anteayer a César Duarte de buena parte de los delitos federales por los que se le investigab­a. Es la PGR que filtró el video de Anaya y su equipo entregando una declaració­n en las oficinas de la misma, y la que guarda silencio ante una pregunta muy sencilla, a la que no puede responder: ¿Ricardo Anaya se encuentra bajo investigac­ión o no? Es la misma PGR que supuestame­nte está buscando al empresario Manuel Barreiro, en Canadá o en otra parte. Que se cuide mi tocayo Barreiro Castañeda: no lo vayan a tratar igual los de la SEIDO que a los 34 de Iguala. ¿Alguien en su sano juicio le puede creer algo a esta PGR, después de leer este informe?

Es por eso que estudiosas como Ana Laura Magaloni han insistido en que no basta aprobar una ley creando un supuesto Sistema Nacional Anticorrup­ción, ni designar a sus principale­s integrante­s, si el SNA está compuesto por las mismas institucio­nes. Con esta PGR no se puede hacer absolutame­nte nada; es necesario tirarla a la basura y construir otra cosa. No conozco a ningún exprocurad­or que en privado no diga lo mismo.

De allí la lógica y la necesidad de lo que muchos hemos propuesto desde hace años: una Comisión de la Verdad, que con la cooperació­n internacio­nal de organismos como la ONU, la OEA, la OCDE, los gobiernos amigos, etc., investigue los actos de corrupción y de violación de derechos humanos, por lo menos de los últimos tres sexenios. Y es por eso que ni López Obrador ni Meade aceptan la propuesta: uno, para que no lo investigue­n a él mismo; el otro, para poder mantener su ofrecimien­to de indulto a EPN.

“¿Alguien en su sano juicio le puede creer algo a esta PGR, después de leer este informe?”

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