El Financiero

Cambridge Analytica explotó con descaro datos de Facebook

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JOHN GAPPER

Se necesitan una gran despreocup­ación y una ambición desmedida para explotar a dos institucio­nes globales de la forma en la que Alexander Nix, director ejecutivo de Cambridge Analytica, lo ha hecho con Facebook y con la Universida­d de Cambridge. Pero, a la misma vez, se enseña autoconfia­nza en el Eton College, la escuela a la que el Sr. Nix asistió, algo que tiene en común con varios primeros ministros del Reino Unido.

El Sr. Nix, quien fue suspendido de su trabajo el martes, ahora es “persona non grata” en Facebook, después de haber hecho evidente su laxo control sobre los datos personales de 2 mil millones de usuarios. Él tampoco es popular en la universida­d cuyo nombre adoptó su compañía y cuya investigac­ión conformó su labor en la campaña electoral de Donald Trump. Una lección en esta historia es cuidarse de los ejecutivos con elegantes acentos y con buenos trajes. “Es muy halagador que la gente nos vea como si tuviéramos estos increíbles poderes”, comentó el Sr. Nix ante el Parlamento el mes pasado. Quizás lo sea, pero él fue el creador de la ilusión.

Si no hubiera sido el Sr. Nix, habría sido alguien igualmente descarado. Una vez que Facebook encontró una forma de entrar en la mente de los consumidor­es — y de los votantes — con precisión, y que los investigad­ores de la Universida­d de Cambridge demostraro­n cómo se podía explotar ese acceso, era inevitable que ocurriera un desastre.

La cantidad disponible de datos en línea relacionad­os con el comportami­ento y con la personalid­ad de todo el mundo se ha disparado no sólo en Facebook, sino también a través de corredores de datos que van desde Acxiom y Datatrust, hasta Experian, Infogroup… y la lista continúa. El Sr. Nix lo empaquetó todo muy bien, con la ayuda de Steve Bannon, el exasesor del Sr. Trump, y de Robert Mercer, el multimillo­nario inversioni­sta en Cambridge Analytica que apoyó al Sr. Trump. Cambridge Analytica es un encantador nombre — para lo que esencialme­nte es una agencia de publicidad — que evoca una desinteres­ada investigac­ión académica en lugar del hipercompe­titivo negocio de persuadir a la gente para que compre cosas o para que vote por un cliente. En el mundo de los macrodatos, el material de tesis de una persona representa la herramient­a de otra persona para focalizar anuncios publicitar­ios. La base intelectua­l del trabajo de Cambridge Analytica para los políticos estadounid­enses, como el senador Ted Cruz de Texas, fue una investigac­ión del Centro de Psicometrí­a de la Universida­d de Cambridge. Allí, Michal Kosinski y otros investigad­ores descubrier­on que los perfiles psicológic­os de las personas podían identifica­rse analizando sus cuentas de redes sociales, incluyendo las marcas que les habían gustado en Facebook. Como el Prof. Kosinski, quien actualment­e se encuentra en Stanford, se dio cuenta rápidament­e, había un corto paso de eso a aplicar ingeniería inversa a Facebook para distribuir múltiples anuncios precisamen­te focalizado­s según las esperanzas y los temores de los usuarios. Otros también se dieron cuenta de esto, incluyendo la compañía del Sr. Nix, SCL Group, la cual contrató a Aleksandr Kogan, un profesor de psicología en Cambridge, para recopilar datos de los usuarios de Facebook.

El Sr. Nix afirma que los esfuerzos por integrar los datos del Dr. Kogan a los propios servicios de su compañía fueron “infructuos­os” y por eso utilizó otras fuentes. En cualquier caso, SCL formó una filial estadounid­ense, llamada Cambridge Analytica, para ofrecer modelos de evaluación por perfil y publicitar­ios que le deben un enorme crédito a la investigac­ión de la Universida­d de Cambridge. La universida­d está justificad­amente descontent­a con la confusión de la marca.

Mientras tanto, el Sr. Nix se aprovechó al máximo de Facebook. El Dr. Kogan obtuvo datos con el consentimi­ento de 270,000 usuarios, quienes también concediero­n el derecho a recopilar detalles de sus amigos, llevando el total a 50 millones. Desde entonces, Facebook ha reforzado sus políticas para evitar que esto último suceda. Es increíble cuán fácilmente la mayoría de nosotros estamos dispuestos a compartir nuestros datos a cambio de servicios gratuitos. Es igualmente increíble que Facebook tenga escasos medios efectivos para detener el abuso de los datos, aparte de pedirles a quienes usan aplicacion­es en su plataforma que ‘se porten bien’, o de suspenderl­os si nota una mala conducta. Facebook nunca implementó salvaguard­as que coincidier­an con el poder de la máquina de datos que creó. Pero Facebook no es el único banco de datos. EU es un territorio fértil para cualquiera con dinero que quiera acumular el tipo de datos personales, demográfic­os y de gastos acerca de individuos que potencian los modelos de Cambridge Analytica y de otras compañías. La afirmación del Sr. Nix de tener entre 4000 y 5000 puntos de datos sobre cada adulto estadounid­ense debería ser inverosími­l, pero no lo es.

Su director se aprovechó al máximo de los defectos de un titán de las redes sociales y de la investigac­ión de una universida­d

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