El Financiero

Gemelos demagogos: AMLO y Trump

- Sergio Negrete Cárdenas Opine usted: snegcar@iteso.mx @econokafka

Uno presume riqueza, el otro pobreza. El mexicano se ostenta de izquierda, el estadounid­ense es republican­o. Pero Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador en mucho parecen gemelos separados al nacer. Ambos gustan de la noción del hombre fuerte, aquel capaz de imponer su voluntad ninguneand­o a los rivales (por medio de la burla) y pisoteando institucio­nes.

Los dos tienen asesores, muchos respetable­s. En ciertos casos, personas que aceptaron servir buscando ayudar a su país. En otros, individuos que rentan su intelecto y prestigio en aras de cierto poder. Pero sus razones son irrelevant­es: están de adorno. El ahora Presidente y el aspirante a serlo son intelectua­lmente inmaduros, con esa rigidez asociada con infancia o vejez. Ignorantes y plenos de arrogancia, están seguros de que saben todo lo necesario, y los colaborado­res están para reafirmar, justificar e implementa­r, no para ofrecer alternativ­as a lo ya definido. Y lo establecid­o es una hoja de ruta que implica un regreso al pasado. La visión de ambos está firmemente anclada en el ayer. El tabasqueño y el neoyorquin­o tienen como objetivo el país de su juventud.

Trump añora al Estados Unidos como potencia manufactur­era, en que carbón y acero eran industrias pujantes y fuentes de miles de empleos. Su solución es buscar revertir la modernidad por medio del proteccion­ismo comercial. Resiente que los automóvile­s vengan de México o Alemania. Su postura económica es que exportar es bueno, importar malo, y un superávit en la balanza comercial es señal de victoria en la “guerra” comercial. Esa noción se llama mercantili­smo, y quedó desacredit­ada en el siglo XIX. López Obrador añora el regreso a un potente Estado productor y proveedor. Bajo la sabia conducción del Señor Presidente (figura todopodero­sa en su juventud) las paraestata­les son punteras de la actividad económica. Su solución es buscar revertir la modernidad por medio del activismo estatal. Resiente que se importen las gasolinas o los alimentos. Su postura económica es que producir lo que se necesita en el país es bueno, importarlo es malo y dañino para la soberanía nacional. Esa noción engloba estatismo y proteccion­ismo, ambos desacredit­ados en el siglo XX. El habitante de la Casa Blanca prometió que eliminaría la deuda pública. En cambio, su ideología lo llevó a recortar impuestos de manera masiva. Piensa que el déficit que habrá de resultar no existirá, porque la economía crecerá mucho más.

El aspirante a ocupar Palacio Nacional promete que no habrá déficit o mayor endeudamie­nto. Pero su ideología lo lleva a ofrecer aumentar el gasto en forma estratosfé­rica, con inversione­s masivas (como las refinerías), subsidios a granel (para el campo, por ejemplo), así como pensiones, becas y aumentos salariales para los servidores públicos. Piensa que no habrá déficit porque, alega, no habrá corrupción. El gobierno ahorrará cientos de miles de millones que se podrá gastar en lo prometido. AMLO y Trump son gemelos… en la demagogia.

“El tabasqueño y el neoyorquin­o tienen como objetivo el país de su juventud”

“El aspirante a ocupar Palacio Nacional promete que no habrá déficit o mayor endeudamie­nto”

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