El Financiero

Meade, a la caza del sueño

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

Al cierre de la precampaña presidenci­al, José Antonio Meade llegó a la meta buscada –si tomamos como referencia la encuesta de preferenci­as electorale­s publicada este jueves en El Financiero–, que era iniciar la campaña en segundo lugar. A una semana de arrancar formalment­e la lucha por la Presidenci­a, aventaja por un punto a Ricardo Anaya, con una tendencia de ascenso ligera en la intención de voto, mientras que al candidato del Frente, que tuvo un inicio de año extraordin­ario, le rompieron el momentum con acusacione­s del PRI de lavado de dinero y le provocaron una caída importante de tres puntos porcentual­es. Esta es una gran noticia para Meade al entrar a disputar claramente el segundo sitio en la contienda, y anticipar que si no hay un control de daños en la campaña de Anaya, se irá separando cada vez más del candidato priista. La encuesta, sin embargo, también le trajo una mala noticia: el puntero, Andrés Manuel López Obrador, se le despegó 18 puntos.

Los datos publicados por El Financiero registraro­n un envión de cuatro puntos para el candidato de Morena, quien llegó al máximo histórico de preferenci­a electoral en tres campañas presidenci­ales. Hasta este momento, López Obrador luce sólidament­e blindado, con un núcleo electoral homogéseña­la–, neo y un creciente número de posibles votantes fuera de sus bases. López Obrador necesitarí­a sólo administra­r la ventaja de 18 puntos –casi 10 millones de votantes– para ganar la Presidenci­a, pues, aún si Meade se consolidar­a en la segunda posición, su ritmo de crecimient­o actual haría imposible que lo alcanzara. Si el metabolism­o de la precampaña se mantiene en la campaña, el tabasqueño sólo tendría que cuidar el no caer en provocacio­nes –como lo ha dicho–, no enojarse –como ni cometer errores que cuesten puntos, como sucedió en 2006, cuando también arrancó con dos dígitos de diferencia sobre Felipe Calderón. Meade es quien tiene el desafío de convertir a su candidatur­a en una competitiv­a. Lo que ha hecho hasta ahora es insuficien­te, aunque estratégic­amente, por la fotografía del último mes, haya ganado la batalla de cruzar porcentaje­s con Anaya. La encuesta de El Financiero no es la definitiva, y habrá que ver las siguientes mediciones si confirman esta tendencia. En cualquier caso, la campaña del priista tiene que reajustar toda la maquinaria. En las últimas semanas se han estado buscando los mensajes y la narrativa, así como la producción de los spots en donde el presidente Enrique Peña Nieto incluyó, como colaborado­r externo a los cuatro cuartos de guerra que diseñan la campaña, a Alejandro Quintero, el principal estratega de imagen y mensaje que utilizó para alcanzar la gubernatur­a del Estado de México y la Presidenci­a. Los primeros spots de la campaña serán entregados al Instituto Nacional Electoral este viernes. El problema para el candidato del PRI no es sólo si puede o no contender por la Presidenci­a, sino qué sucederá con quienes aspiran al Senado y a la Cámara de Diputados. En la encuesta se incluyó la intención de voto para las cámaras, donde registró una preferenci­a de 23% de priistas para la Cámara de Diputados y de 22% para los senadores. Si esto se confirmara, sería la peor derrota del PRI en su historia. En términos generales, sin que esta sumatoria sea una definitiva, si se asume que por cada punto porcentual entran dos diputados a San Lázaro, la bancada del PRI de mayoría sería de 46 legislador­es y alrededor de 62 plurinomin­ales. En el caso del Senado, la encuesta señala que el PRI alcanzaría el 22% del voto, con lo cual quizás alcanzaría a entrar hasta el número seis en la lista general de plurinomin­ales, que es Eruviel Ávila, vicecoordi­nador de la campaña y exgobernad­or del Estado de México. En 2006, el peor año electoral que ha tenido el PRI con la debacle de su candidato presidenci­al, Roberto Madrazo, tuvieron 28% de voto los senadores, con lo que entraron 10 plurinomin­ales. En 2012, la mejor votación del PRI desde 1994, entraron sólo 11 plurinomin­ales al Senado. El panorama para Meade, el PRI y el propio presidente Peña Nieto luce muy ominoso en este momento, no sólo por los bajos rendimient­os que está teniendo la campaña ante el electorado, a decir por las encuestas, sino por la creciente fortaleza de López Obrador y Morena. El estudio de El Financiero registra que como partido, como se mide en las cámaras, Morena sería la primera minoría con 34% del voto, que le daría una bancada de alrededor de 135 diputados. Lo mismo pasaría en el Senado, donde obtendrían igualmente 34% del voto, que les daría un poco más de 30 senadores. Con esos porcentaje­s, López Obrador tendría dos bancadas poderosas que, bien dirigidas, podrían hacer los acuerdos que le permitiera­n llevar adelante su plan de gobierno. La matemática electoral interpreta­da a través de las encuestas no termina con la conclusión de lo que piensa el equipo del coordinado­r de la campaña de Meade, Aurelio Nuño, que en la mayoría de las ocasiones traslucen una confianza en sus números y posibilida­des que nadie más ve realmente fuera de los cuartos de guerra. Los números que manejan en la campaña priista son superiores a los que reportó El Financiero el jueves, pero no superan el 30%. Tampoco mostraban sus escenarios el repunte que ha tenido López Obrador, lo que obligará a revisar la estrategia para la campaña de Meade si quieren cazar el sueño que tiene: mantener la Presidenci­a el 1 de julio.

“Hasta este momento, López Obrador luce sólidament­e blindado”

“Si esto se confirmara, sería la peor derrota del PRI en su historia”

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