El Financiero

Me voy a quedar sin amigos

- Ximena Céspedes Opine usted: LinkedIn - https://mx.linkedin.com/in/ ximenacesp­edes Twitter @mariaximen­ac https://twitter. com/mariaximen­ac ai@metrics.digital Editora Alejandra César Coeditora Gráfica: Ana Luisa González

CEO de Metrics

Desde el año pasado Facebook venía amenazando con modificar su algoritmo para privilegia­r los contenidos de usuarios y evitar abusos en recolecció­n de datos de usuarios, creación de cuentas y contenido falso, así como publicidad y amplificad­ores engañosos. Por lo visto no era por previsión, sino por defensa.

Ante la avalancha de noticias generadas a partir del escándalo del mal uso de la informació­n de millones de usuarios de Facebook derivados del caso Cambrige Analytica, Mark Zuckerberg reconoció en su cuenta que en 2015, a través de las noticias, se enteró de que se había compartido la informació­n recabada con autorizaci­ón de Facebook a Cambridge Analytica, por lo que bloqueó la aplicación motivo del estudio y demandó que toda la informació­n generada se borrara, pero que recién este mes supo que esto no se cumplió. Investigar aplicacion­es y desarrolla­dores, limitar su uso y abuso e informar a los usuarios son las medidas principale­s que expuso Zuckerberg como pasos para arreglar esta situación. La historia de terror de estas últimas semanas empezó con un comunicado de prensa de Facebook, en el que se adelantaba a las noticias que vendrían, anunciando que suspendía a Cambridge Analytica de esta red social.

Esta informació­n fue seguida de la caída en bolsa de las acciones de Facebook, la apertura de una investigac­ión en la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, la citación a Mark Zuckerberg por el parlamento británico y el inicio de un movimiento por parte de Brian Acton, cofundador de WhatsApp (que ahora también es propiedad de Facebook), sobre que llegó el momento de borrar las cuentas de esa red social: #DeleteFace­book. En la crisis más grande en la historia de Facebook, acompañada de un declive en su participac­ión de mercado en jóvenes menores de 25 años, es momento de replantear­se el modelo de comerciali­zación de ésta y, de paso, de las demás redes sociales si quieren permanecer en el mercado. Una posibilida­d es cobrarle periódicam­ente al usuario por su dominio en Facebook y quien no esté dispuesto a pagarlo tenga una versión gratuita, sujeta al modelo actual de publicidad. Mientras esto evoluciona, y si permea #DeleteFace­book, mi mayor preocupaci­ón es que si cae la red social, o al menos su uso, me voy a quedar sin amigos.

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