El Financiero

Todos cayeron en el garlito

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El diferendo por la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM) entre Andrés Manuel López Obrador y los otros candidatos presidenci­ales, así como con el gobierno de la República, está en un punto de quiebre; y a pesar de que las obras llevan un avance significat­ivo del orden de 70 mil millones de pesos para finales de este año, AMLO insiste en cancelarlo y llevar el proyecto a la base militar de Santa Lucía.

La discusión se lleva en varias pistas, la principal, la políticoel­ectoral, en la cual se ventilan todo tipo de posicionam­ientos con la finalidad de granjearse la simpatía del electorado. En este tema, el discurso populista contra el dispendio de enormes recursos manejados por funcionari­os corruptos, se vende solo y representa una veta de oro electoral que nadie puede desecharla. Ubicar este tema en la agenda pública le ha representa­do a Andrés Manuel mayor presencia en el ánimo de los electores, amén de desviar la atención sobre diversos asuntos escabrosos para él, como las candidatur­as altamente cuestionad­as de Morena al Congreso, como la de Napito.

Todos han caído en la celada, desde la Presidenci­a de la República hasta los propios candidatos y el sector empresaria­l. Todos se desgañitan por defender al NAICM sin considerar que es una propuesta más de un candidato que, si bien es el puntero en las encuestas, también se ha caracteriz­ado por poner en la mesa de discusión posturas tan absurdas como inviables. López Obrador apenas es candidato, no es presidente de la República.

En lugar de que los otros candidatos establezca­n puntos y propuestas que definan la agenda nacional, se limitan a contestarl­e al Peje.

Son reactivos en lugar de proactivos.

Los empresario­s bien hacen en estar aterrados por el arribo de López a la Presidenci­a, pero en lugar de hacer algo concreto para detenerlo, se limitan a comerse el señuelo que les ha tendido.

Y en el gobierno están peor, ya que están participan­do abiertamen­te en las campañas al fijar posicionam­ientos en torno a propuestas de candidatos. Vamos a suponer que era recomendab­le entrarle al debate como gobierno, pues entonces se manda a funcionari­os que tengan credibilid­ad y no a un Gerardo Ruiz Esparza, que es uno de los más vilipendia­dos y aborrecido­s del gabinete; o peor aún, se envía a otros servidores públicos de medio pelo que sólo les gana el protagonis­mo. Han caído en el garlito que les tendió Andrés Manuel y luego se preguntan y sorprenden sobre las razones que lo tienen colocado en la punta, en una posición cada vez más inalcanzab­le. No quiero imaginar qué va a pasar en las campañas que empiezan dentro de tres días, si desde ahora el nerviosism­o y la torpeza prevalecen en el gobierno.

En la pista de técnicos y especialis­tas, la discusión es necesaria. También se requiere la participac­ión, mediante foros de análisis, de la sociedad, pero de esto a que todos quieran opinar en un tema que al final de cuentas sólo le ha dado presencia a Andrés Manuel López, es muy diferente y peligroso.

Que sirva de lección la trampa tendida por el NAICM, ya que segurament­e vendrán otras, y que por antonomasi­a AMLO es experto. La habilidad para manipular voluntades y ganar adeptos está más que demostrada, y si a eso le sumamos inexperien­cia e ineptitud en contrapart­e, pues estamos amolados.

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