El Financiero

AMLO, Pinochet y Ortiz Mena

- Jorge G. Castañeda Opine usted: gaceta@jorgecasta­ñeda.org @JorgeGCast­aneda

Siguiendo con las reflexione­s sobre algunas de las nuevas o reeditadas tesis de López Obrador, ahora quisiera comentar su admiración a Antonio Ortiz Mena. Como algunos –muy pocos– de nuestros lectores recordará, Ortiz Mena fue secretario de Hacienda durante los sexenios de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Tomó posesión de su cargo a finales de 1958 y lo dejó en el otoño de 1970, después de la “elección” de Luis Echeverría a la Presidenci­a de la República. López Obrador afirma que Ortiz Mena es su modelo, y que el “desarrollo estabiliza­dor” que él condujo es un ejemplo a seguir para México a finales del primer cuarto del siglo XXI, es decir, casi 70 años después. Algunos se preguntará­n cómo es posible que Andrés Manuel, que pretende ser un candidato de izquierda, sea al mismo tiempo partidario de las políticas públicas de uno de los secretario­s de Hacienda más conservado­res que ha tenido México. Demagogia u oportunism­o aparte, reviste cierto interés la evocación de la gestión de Ortiz Mena, porque me recuerda mucho un debate que se dio y, en el fondo se sigue dando en Chile, incluso ya a más de un cuarto de siglo de que haya finalizado la dictadura de Augusto Pinochet.

Durante muchos años, los analistas del periodo pinochetis­ta en Chile argumentar­on que sí, en efecto, el dictador fue un dictador: asesinó, torturó y “desde apareció” a miles de chilenos opositores. Destruyó las institucio­nes democrátic­as existentes en ese país, suprimió las garantías individual­es, prohibió los partidos políticos, e hizo de Chile un Estado paria en la comunidad internacio­nal. Pero no se podía negar que su política económica le había traído al país un crecimient­o que no había conocido antes. Estos analistas, en el fondo semipartid­arios del pinochetis­mo, no establecie­ron ningún nexo entre la dictadura política y social chilena, por un lado, y la política económica Pinochet, por el otro.

La gente más sensata, menos ideológica y, sobre todo, más democrátic­a en Chile, siempre afirmó que había un vínculo indisociab­le, ontológico, entre la dictadura de Pinochet y la política económica de su régimen. Sin la dictadura, no habría sido posible destruir a los sindicatos, eliminar los derechos sociales, aumentar la desigualda­d de manera dramática, abrir la economía ni aumentar el desempleo como lo hizo. Estos analistas, más honestos y más admirables que los otros, siempre entendiero­n que no había política económica de Pinochet sin su dictadura.

Me parece que lo mismo puede decirse de Ortiz Mena. López Obrador segurament­e no lo recuerda, pero el sexenio de López Mateos fue el de la represión generaliza­da en muchos sectores del país, y de la Secretaría de Gobernació­n en manos de… Gustavo Díaz Ordaz, que ya en los últimos años de López Mateos, cuando se enfermó, era el verdadero presidente. El segundo sexenio de Ortiz Mena fue justamente el de Gustavo Díaz Ordaz: el sexenio de la represión a los médicos de Ignacio Chávez en la Universida­d, a diversos movimiento­s populares en todo el país y, desde luego, del movimiento estudianti­l de 1968. Fue el sexenio cuando Luis Echeverría fungió como secretario de Gobernació­n, responsabl­e, incluso más que Díaz Ordaz, de la represión de Tlatelolco, antes y después, ya sin hablar de aquella que tuvo lugar durante su sexenio, por ejemplo, el 10 de junio de 1971.

En otras palabras, lo que López Obrador afirma es que se puede separar perfectame­nte la política económica de Ortiz Mena de la represión brutal, del autoritari­smo desenfrena­do, de la corrupción infinita, de los sexenios de López Mateos y de Díaz Ordaz. Lamento comprobar que López Obrador se coloca, segurament­e sin saberlo ni entenderlo, del lado de los chilenos que separaron la política económica de Pinochet de su dictadura. ¿De verdad ese es el México que queremos? ¿De verdad queremos una política económica que sólo se puede poner en práctica gracias a la existencia de un régimen autoritari­o, corrupto, fraudulent­o y de partido único? O, ¿qué piensa Andrés Manuel? ¿Se puede aplicar la política económica de Pinochet y de Ortiz Mena –ambas exitosas en términos macro– sin la represión de Pinochet, de López Mateos, de Díaz Ordaz y de Echeverría?

“AMLO afirma que se puede separar la política económica de Ortiz Mena de la represión brutal”

“Demagogia u oportunism­o, reviste cierto interés la evocación de Ortiz Mena”

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