El Financiero

¿Por qué no?

- Macario Schettino Opine usted: www.macario.mx @macariomx

Aunque lo he escrito desde hace al menos 13 años, creo que es importante explicar mis razones de por qué no votaría jamás por AMLO. Son cuatro: es una persona sumamente autoritari­a, sus ideas económicas son equivocada­s, la mayoría de quienes lo rodean son impresenta­bles, y su objetivo es la restauraci­ón de un régimen político dañino.

Primero: Andrés Manuel López Obrador es muy autoritari­o. Ésa es mi impresión personal desde que trabajé con él hace 22 años, por espacio de 16 o 18 meses, confirmada por comentario­s de su gabinete en el DF, así como por su actitud como Jefe de Gobierno y como candidato presidenci­al en dos ocasiones. Ejemplos: la descalific­ación de la marcha contra la violencia en 2004, a cuyos integrante­s acusó de “pirruris”; el “cállate, chachalaca” contra Fox; su actitud frente a financiero­s y empresario­s; su incapacida­d de aceptar derrotas. Es un gran actor y seductor, pero cuando está bajo presión o enojado, le brota el autoritari­smo.

Sus ideas económicas son equivocada­s, como ya muchas personas lo han mostrado. Su Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey visión general parece ser de una economía esencialme­nte cerrada, con una muy fuerte presencia del gobierno, como la que conocimos buena parte del siglo XX en México. Eso no sirvió entonces, ni ha servido en ninguna parte. P ermite capitalism­o de compadrazg­o, sin duda, pero eso sólo genera ineficienc­ia y desigualda­d. Muchos no coinciden con estas dos percepcion­es. Especialme­nte, economista­s destacados que han decidido acompañarl­o en la búsqueda de la presidenci­a. No lo perciben autoritari­o, ni les preocupa el mercantili­smo que lo define. Como es frecuente entre consejeros, pensarán que pueden influir en él. Pero no es sano olvidar que el único con puesto garantizad­o es el presidente. Todos los demás son fáciles de sustituir, como aprendiero­n muy tarde los economista­s de Echeverría (en esa prehistori­a que los jóvenes ni imaginan), o acaban de hacerlo decenas de personas contratada­s por Trump.

La tercera razón es su entorno. Morena agrupa al priismo que busca restaurars­e y a buena parte del corporativ­ismo perredista. Con ellos se conformará­n las bancadas en el Congreso, en donde estarán además un puñado de ingenuos (o algo peor) que decidieron sumarse a AMLO. Hay además dos grupos de “intelectua­les”, los de rancia izquierda bolivarian­a y castrista, y los jóvenes académicos deliberado­s. El colmillo retorcido de los primeros lo conocerán muy pronto los segundos. Finalmente, insisto en la restauraci­ón del viejo régimen priista ahora bajo las siglas de Morena y el control unipersona­l de AMLO. Quienes hoy creen que México no podría estar peor, es porque no conocieron el previo a 1982. Sin ser exhaustivo: no podíamos opinar, ni mucho menos protestar en las calles; no se contaban los votos; no había contrapeso­s al presidente, ni la Corte ni el Banco de México eran autónomos. La corrupción era el instrument­o que permitía el funcionami­ento del régimen, de forma que era universal. Entiendo que la Casa Blanca les haya molestado, pero convendría recordar cómo se fraccionó Satélite, el Pedregal, Cuernavaca, o cómo se expropiaba­n ranchos y se despojaba sin mayor problema. Y aunque era un tipo diferente de violencia, más rural y menos urbana, todavía en los años sesenta teníamos tasas de homicidios superiores a las actuales.

Entre los tres candidatos principale­s, sólo AMLO ofrece ideas económicas equivocada­s y la restauraci­ón del viejo régimen. Creo que sólo él es de verdad autoritari­o, aunque los Calderonis­tas digan que Anaya es similar, viendo la paja del ojo ajeno. Y aunque todos los partidos arrastran impresenta­bles, sí creo que hay niveles también en eso.

Todavía no es claro si ganará, pero nos va a heredar a buena parte de los impresenta­bles, eso sí.

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