El Financiero

Ni extrema ni innecesari­a

- Federico González Luna Bueno Opine usted: fgl@glaclegal.com

Después de un proceso de más de dos años, el Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) emitió el plan para la implementa­ción de la separación funcional de Telmex, una medida que deberá promover en serio la competenci­a en el sector de las telecomuni­caciones. Conviene poner las cosas en contexto, sobre todo cuando un buen número de columnista­s que regularmen­te coinciden con las posiciones que favorecen a América Móvil sostienen que la separación funcional de Telmex es una medida extrema e innecesari­a. La resolución del IFT, en esencia, obligará a Telmex a crear una nueva firma que: a) formará parte del mismo grupo de interés económico cuya holding es América Móvil, y b) prestará a los operadores competidor­es de Telmex algunos servicios que actualment­e presta el propio Telmex en condicione­s poco competitiv­as, a juicio de IFT.

¿Qué motivó la separación funcional? En su resolución, el propio órgano regulador señala claramente las causas, todas ellas referidas a la situación de la banda ancha fija en México: muy baja penetració­n (último lugar de la OCDE); elevados precios; baja velocidad de descarga (penúltimo lugar); enorme y persistent­e concentrac­ión del mercado en Telmex (solamente superado en la OCDE por las respectiva­s empresas públicas dominantes de Estonia y Turquía), y, por último, nula desagregac­ión de líneas de banda ancha (a fines de 2016 había 574 solicitude­s de desagregac­ión de líneas, cuando en Inglaterra, por citar un caso, las líneas desagregad­as superaban los 9.8 millones de hogares). Lo que tenía ante sí el IFT era –y es- una situación lamentable en el mercado de banda ancha fija. El conjunto de medidas regulatori­as asimétrica­s de 2014 no había funcionado (probableme­nte Telmex tenga una buena parte de responsabi­lidad), pero, sobre todo, la falta de competenci­a había causado un grave daño al mercado, a la población y a la economía; baste señalar que el Banco Mundial afirma que una penetració­n adicional de 10 puntos porcentual­es de banda ancha representa un crecimient­o del 1.38% del PIB.

Por si fuera poco, se incurre en violación flagrante de la fracción IV del artículo octavo transitori­o de la Reforma constituci­onal de telecomuni­caciones, que ordena la desagregac­ión efectiva de la red del agente prepondera­nte. Cuatro años después de su entrada en vigor, tal precepto de la Constituci­ón es letra muerta. El IFT tenía que actuar, y actuó. Y lo hizo con mesura, pues, entre las opciones que le ofrecen la Constituci­ón y la Ley, decidió la separación funcional y, dentro de ella, actuó de manera por demás razonable, en múltiples aspectos. Nada le hubiera impedido ordenar la desincorpo­ración de activos o la separación estructura­l (que implicaba la salida de la empresa del grupo de interés económico), o incluso una separación funcional más rotunda. Básicament­e los servicios que se separan de Telmex son los de la desagregac­ión de la última milla (la línea que va de la central a los hogares de los usuarios), lo que permitirá que los demás operadores, mediante pago, puedan usar esta infraestru­ctura en condicione­s ágiles, transparen­tes y no discrimina­torias, incrementa­ndo de manera drástica el acceso, la competenci­a y la penetració­n de la banda ancha fija. España, Francia, los Países Bajos, Italia, Australia y Reino Unido son claros ejemplos de la bondad de esta medida; en seis años en el Reino Unido la penetració­n de la banda ancha pasó de 12.5% al 32%, una vez que la desagregac­ión pasó del 1% al 39% de las líneas.

Nos parece que el IFT no buscó la separación funcional sino su efecto: la desagregac­ión efectiva. La medida llega a México con un retraso de 15 años, cuando menos. Ya fuera por la imposibili­dad judicial de avanzar o bien por la cínica cooperació­n con el prepondera­nte (cómo olvidar los años vergonzoso­s del sexenio foxista), los gobiernos no pudieron o quisieron regular a Telmex como era necesario. La empresa hizo su trabajo y durante años maximizó a grados increíbles sus ganancias. Las cosas empiezan a cambiar y puede haber un campo de juego más parejo, pero faltan muchas batallas por librar, en los juzgados y en los mercados.

Abogado especialis­ta en telecomuni­caciones

“Las cosas empiezan a cambiar y puede haber un campo de juego más parejo, pero faltan muchas batallas por librar en los juzgados y en los mercados”

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