El Financiero

Los rebeldes que nos han hecho progresar

- Directora de México Evalúa Edna Jaime @EdnaJaime

Hoy quisiera plantear en estas líneas el valor de la rendición de cuentas para el ciudadano. Y quisiera explicarle­s el porqué. Para esto, vale la pena que nos detengamos a pensar un momento sobre el valor humano del buen gobierno. A veces nos perdemos en discusione­s teóricas y debates políticos y de política pública un tanto en abstracto.

A veces perdemos de vista la dimensión humana de lo que significa no contar con institucio­nes públicas eficaces, que generen y distribuya­n bienes públicos con eficacia y con justicia.

Por eso les pregunto: qué tienen en común una familia que lo ha perdido todo con los sismos recientes, porque un inspector de construcci­ones autorizó, mediante un soborno, una edificació­n irregular. Un empresario que, al denunciar ante la policía a una banda criminal que le exige derecho de piso, es asesinado porque un comandante corrupto lo delató. Una familia en Oaxaca que vive en extrema pobreza y que se ve obligada a cambiar su voto a cambio de apoyos sociales. Tienen en común que son víctimas del mal gobierno.

Y, muchas veces, tienen en común que no pueden levantar la voz para exigir rendición de cuentas.

¿Qué es la rendición de cuentas? Definicion­es hay muchas, pero una que me parece muy clara, es que la rendición de cuentas es la capacidad de asegurar que los funcionari­os públicos respondan por su conducta, que se vean forzados a justificar y a informar a la sociedad sobre sus decisiones y que puedan ser sancionado­s por ellas.

La rendición de cuentas es un mecanismo de control del poder, una herramient­a poderosa que hace que quienes detentan un cargo público, quienes manejan recursos, cumplan sus obligacion­es legales y políticas. Tradiciona­lmente, la rendición de cuentas se concibe en dos dimensione­s: la legal y la política. La rendición de cuentas legal se refiere a un conjunto de mecanismos institucio­nales que están dirigidos a asegurar que las acciones de los funcionari­os públicos se den dentro del marco de la ley. Para que haya rendición de cuentas legal, se requiere, desde luego, de un sistema de justicia capaz de aplicar la ley eficazment­e y hacer que todos la cumplan. Claramente, nuestro país vive un gran déficit en este rubro. Por otra parte, tenemos el concepto de rendición de cuentas política. Un gobierno rinde cuentas políticame­nte si los ciudadanos tienen los medios para castigar administra­ciones irresponsa­bles o insensible­s a sus demandas. El voto ciudadano en los comicios es la principal herramient­a de la rendición de cuentas política.

Sin embargo, la efectivida­d de este tipo de control es limitada y más en nuestro contexto. Sólo mirar el reciente fallo del Tribunal Electoral para constatar que las institucio­nes se capturan y sirven al poder en lugar de acotarlo. Dadas las limitacion­es de la rendición de cuentas legal y política, ¿la sociedad tiene más opciones? Afortunada­mente sí. La rendición de cuentas social es otra dimensión de la rendición de cuentas, que tiene que ver con el papel de la sociedad civil organizada para exigir a los gobernante­s que apeguen su conducta a la legalidad.

La acción de estos grupos ejerce vigilancia sobre los funcionari­os públicos, expone errores y malas decisiones y puede activar la operación de las institucio­nes legales y políticas encargadas de sancionarl­as, sean jueces, auditorías o poderes legislativ­os. Hay que reconocerl­o, en México cada vez hay más grupos que ejercen su derecho a pedir cuentas. Su participac­ión es legítima, parte de la pluralidad y del orden democrátic­o. Quizá el signo más visible de que este país algo ha evoluciona­do. Lo que nos está faltando es, justamente, darles más medios y más vías para hacerse oír, para exigir, para demandar con sus razones y argumentos en la mano.

Por estas razones, suscribí el posicionam­iento en el que se reivindica el papel de las organizaci­ones de la sociedad civil en las grandes transforma­ciones de este país, y en exigir cuentas e intentar detener el abuso de poder de quienes lo detentan. Detrás de cada punto de inflexión en la evolución de nuestro régimen político, ha habido ciudadanos inconforme­s con el estado de cosas. Los rebeldes que nos han hecho progresar.

Por eso, estimado lector, hay que desconfiar de quienes desconfían de las organizaci­ones de la sociedad civil como factor de transforma­ción, como factor de contrapeso y control del poder. Esa desconfian­za revela una concepción particular del poder. Una que desdeña los contrapeso­s por un ansia de poder sin cortapisas, o una en la que se quiere imponer una verdad como “la verdad”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico