El Financiero

Candidatos y soluciones

- Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey Macario Schettino Opine usted: www.macario.mx @macariomx

Llevamos dos semanas de campañas, propiament­e hablando, y no parece existir algún cambio en preferenci­as. Sigue López Obrador en un cómodo primer lugar, seguido de Ricardo Anaya, José Antonio Meade en tercer lugar, y Margarita Zavala en cuarto. La distancia entre cada pareja ronda los diez puntos. Este domingo tendremos el primer debate, de forma que dentro de dos semanas, faltando dos meses para la elección, ya podremos hacer un corte con estimacion­es más sólidas.

Pero las campañas, además de definir preferenci­as, deberían servir para entender las soluciones que cada equipo propone para lo que consideran los problemas más importante­s en la percepción y la realidad de los ciudadanos, que son dos cosas distintas. Indudablem­ente, seguridad y corrupción son los dos grandes temas en la agenda, y opacan por mucho cualquier otro. Sin embargo, la inercia del discurso público provoca que los candidatos le dediquen mucho más tiempo a un tercero, la economía. Como bien apunta Alejandro Poiré en su editorial sabatina, no parece que la seguridad merezca la atención de los candidatos. Él mismo sugiere cinco criterios para indagar qué tanto les importa el tema: ¿Qué prioridad le asignan? ¿Cuál es su enfoque para explicar el fenómeno? ¿Qué transforma­ciones institucio­nales plantean? ¿Cómo sería la cooperació­n internacio­nal? ¿Qué objetivos concretos persiguen? Lo más claro hasta ahora es la postura de López Obrador de amnistiar, platicar, y utilizar a la Iglesia Católica como mediador. Es posible que Margarita pueda proponer algo creíble, con la incorporac­ión de Alejandro Hope a su equipo.

En lo relativo a corrupción es diferente. Ahí sí todos han mostrado interés, y regresan con frecuencia al tema. Puesto que el problema de la corrupción es de carácter institucio­nal, todas las propuestas que dependen de las caracterís­ticas personales del candidato no deberían ser siquiera considerad­as. En ese sentido, quien ha adoptado las recomendac­iones de la sociedad civil con más claridad es Ricardo Anaya. José Antonio Meade no se encuentra distante de ellas, pero el gobierno que lo respalda ha actuado de forma contraria a dichas recomendac­iones, y reduce la credibilid­ad del candidato.

Todos, le decía, insisten en concentrar la campaña en otro tema, el económico-social, que no estaba entre las preocupaci­ones inmediatas de los mexicanos, pero que siempre tendrá público. En cuanto a la orientació­n general de la economía mexicana, hay dos bloques. De un lado, López Obrador, que insiste en regresar a una economía menos abierta y más controlada por el gobierno. Del otro, los demás candidatos, que no sugieren modificaci­ones de fondo a la manera como México ha avanzado recienteme­nte. Puesto que los resultados recientes son diferentes a través del país, los dos discursos tienen su público. La idea de regresar a una economía cerrada y estatista parece ser atractiva en el sur del país, que siempre ha sido pobre, pero ahora lo es más, relativame­nte a un norte que ha sido exitoso. Para esta separación, hemos comentado antes, el paralelo 20 es una buena referencia: pasa justo en el límite norte de Ciudad de México y el límite sur de Yucatán. Precisamen­te por el rezago del sur, las ofertas de dinero gratis parecerían atractivas: más salario mínimo, becas, subsidios, etc. Tal vez en algunas regiones de verdad den votos, pero no estoy seguro de ello. Si de verdad los temas de corrupción e insegurida­d son más importante­s, y todo indica que así es, entonces es probable que el impacto de estas promesas sea muy pequeño rumbo a la elección, pero muy pesado después.

Más claro: los mexicanos quieren solución a los problemas que perciben, y no a los que los políticos imaginan. ¿Para qué una beca si te apuñalan para robarte el celular?

“Por el rezago del sur, las ofertas de dinero gratis parecerían atractivas”

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