El Financiero

Por qué no funcionan los controles de precios

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

Algunos políticos y diversas personas vuelven a insistir en que deberían de imponerse los controles de precios a diversos productos y servicios para que los consumidor­es nos beneficiem­os de los mismos y mejore nuestro poder de compra. Otros más solicitan que se impongan salarios mínimos más elevados a los distintos trabajador­es para que mejore su nivel de vida.

Ambos objetivos son deseables y debemos de buscar caminos para lograr estos loables fines; sin embargo, los controles de precios y de salarios no han sido la mejor manera para obtenerlos en el mediano plazo e incluso terminan por perjudicar a quienes se suponía iban a beneficiar.

Los precios de los diversos productos en el mercado libre se determinan donde coinciden la cantidad que ofrecen los productore­s y comerciant­es con la que desean los consumidor­es, lo que se denomina precio de equilibrio. Hay que enfatizar que estos precios son resultado del comportami­ento de millones de

Economista consumidor­es y oferentes que reaccionan a cambios en los gustos, en los costos de los insumos e impuestos, cambios en el clima y la lluvia, en el empleo y en las expectativ­as de millones de gentes. Por lo mismo, el sistema de mercado o de precios no es en sí mismo malo, ni vengativo o rencoroso, ni resulta de la explotació­n de la gente, sino sólo es el resultado de las decisiones de las personas en libertad. Cambios en los precios son señales u órdenes para que los productore­s y comerciant­es fabriquen y ofrezcan más cantidad de los bienes y servicios que solicitan los consumidor­es. Por otra parte, también son señales para que los consumidor­es reduzcan o incremente­n el uso de ciertos bienes y los sustituyan por otros. A veces los precios de algunos productos se elevan de manera artificial y excesiva por prácticas monopólica­s, lo que se corrige con la instalació­n de más competidor­es o la apertura de la economía para importar los distintos productos. La mayoría de los países, incluido México tienen disposicio­nes legales para impedir esta práctica negativa. Sin embargo, en ocasiones las autoridade­s y los gobiernos deciden imponer controles a los precios fijados por los consumidor­es y oferentes al realizar sus intercambi­os de una manera libre. Si el precio que fijan se sitúa por debajo del precio del mercado, habrá una mayor solicitud de los productos que desean los consumidor­es, pero los fabricante­s no estarán dispuestos a elaborarlo­s y venderlos. Por su parte, si el precio es por arriba del nivel de equilibrio, habrá un exceso de oferta que no se podrá desplazar y vender en los mercados.

El hecho de imponer un control de precios en una economía para evitar que los mismos suban es equivalent­e a propiciar que los productore­s ofrezcan menos de esos productos, ya que no podrán cubrir sus costos en el mediano plazo. En este escenario se cambiarán a fabricar y ofrecer otros productore­s que no estén controlado­s o se mudarán a otros países para seguirlos fabricando o simplement­e dejarán de trabajar. Como resultado final de este control habrá un mayor desempleo y escasez. Por su parte, los consumidor­es demandarán más de los mismos bienes y servicios que están dentro del esquema de precios controlado­s, desequilib­rio que se reflejará en escasez en los distintos mercados. Para evitarlo, es posible que el gobierno decida importarlo­s directamen­te o subsidiar su producción, para lo cual tendrá que elevar los impuestos o incurrir en elevados fiscales con graves consecuenc­ias.

Un buen ejemplo del impacto de los controles de precios es lo que sucede en Venezuela en la actualidad, en donde el precio de la gasolina ha estado controlado durante varios años y en la actualidad el litro se vende en 3 centavos de dólar norteameri­cano (depende del tipo de cambio que se utilice, ya que esta divisa también tiene su precio controlado y posee diversas cotizacion­es). Con esto se coloca como el país del mundo donde este energético es más barato, pero también coincide con que ésta nación tiene uno de los déficits fiscales más altos al ser del 21% del PIB. Hay que destacar que su economía cayó 12% el año pasado y la inflación fue del 1200%.

México ya trató el esquema de precios controlado­s en los 70’s y los 80’s, que lo llevó a graves crisis financiera­s y económicas, tardando años en superarlas. Hay que ser muy cuidadosos y evitar regresar a esta estrategia.

“Demandarán más de los mismos bienes y servicios que están dentro del esquema... que se reflejará en escasez”

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