El Financiero

¿Volver a 1917?

- Jorge G. Castañeda Opine usted: gaceta@jorgecasta­ñeda.org @JorgeGCast­aneda

En varias mesas de discusión de radio y televisión se repite el mismo intercambi­o con los representa­ntes de Andrés Manuel López Obrador. Alguien cita una declaració­n del candidato de Morena a propósito del aeropuerto, la reforma energética de Peña Nieto, la autosufici­encia alimentari­a –que cada vez más se parece a la autarquía– o el salario mínimo, y sus voceros responden, casi al unísono: “No dijo eso”, o “Lo que quiso decir fue...” o “Nuestra verdadera posición es...” Se entiende que en campaña, tanto AMLO como sus voceros, en ocasiones descuidan sus tomas de posición, y por eso puede ser interesant­e citar pronunciam­ientos del candidato, realizados antes de entrar de lleno en la contienda (aunque en su caso, lleva 12 años en la brega).

Esta es de 2015: “Al triunfo de nuestro movimiento, vamos dejar la Constituci­ón como estaba, como la escribiero­n los constituye­ntes en 1917, se va a volver al artículo tercero como estaba originalme­nte, al artículo 27, al artículo 123. Y para que se entienda mejor, vamos a cancelar las llamadas reformas estructura­les, vamos a cancelar la llamada reforma laboral, porque perjudica a los trabajador­es; vamos a cancelar la llamada reforma educativa, porque perjudica al magisterio; vamos a cancelar la llamada reforma fiscal, porque perjudica a comerciant­es y a pequeños empresario­s, a consumidor­es, y desde luego vamos a cancelar la llamada reforma energética, porque el petróleo no es del gobierno ni de Peña, mucho menos de los extranjero­s, el petróleo es del pueblo y es de la nación y lo vamos a recuperar.”

Más categórico parece difícil, y no muy diferente de lo que dice él ahora, aunque quizás con mayor énfasis. Lo notable de esta declaració­n yace en su referencia a la Constituci­ón de 1917, y su deseo de volver al texto original de la misma, anulando las más de 700 modificaci­ones (muchas de ellas, en efecto absurdas), que se le han agregado. Por dos razones. La primera es obvia, aunque no para Andrés Manuel: la ausencia del derecho de votar y ser votadas para las mujeres. Volver al texto original de 1917 significa arrebatarl­e esos dos derechos a las mujeres, ya que no fue sino hasta 1953 cuando se incluyeron en la Constituci­ón y las leyes secundaria­s. No sé qué piensen sus partidaria­s de 2018 sobre este Back to the Future.

Segunda implicació­n: derechos humanos. Siempre he dudado del compromiso al respecto de Andrés Manuel. Nunca le he detectado una insistenci­a particular en el tema. Pero en todo caso, debe saber que en 2011 se llevó a cabo una profunda reforma del artículo primero de la mentada Constituci­ón, para incluir como prioridad absoluta el respeto a los derechos humanos, por encima de otras considerac­iones. De esa reforma constituci­onal se han derivado un sin número de leyes secundaria­s y de sentencias de la Suprema Corte, todas en el sentido “garantista” o “pro persona” (aunque no como lo entiende el Tribunal Electoral, es decir, pro personal que labora en Los Pinos). Volver a 1917 significa derogar todo eso. Incluso implica suprimir algo que yo repruebo –por considerar­lo inútil y anacrónico–, pero que segurament­e a AMLO le provoca gran entusiasmo y nostalgia: las reformas de 1988 al artículo 89 mediante las cuales se insertaron los llamados principios de política exterior en la Carta Magna. AMLO se quedaría sin su sacrosanto principio de no-intervenci­ón, en caso de volver a 1917. ¿De veras eso quiere?

“Volver al texto original de 1917 significa arrebatarl­e esos dos derechos (votar y ser votadas) a las mujeres”

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