El Financiero

Desafuero para todos

- Salvador O. Nava Gomar @salvadoron­ava

La aguerrida, imitadora y promiscua oferta política de las campañas arranca declaracio­nes sobre supuestas y geniales autorías, y ha desatado una insana competenci­a por el tradiciona­l quién-da-más. En esa tesitura se logró una atípica votación (casi unánime) en la Cámara de Diputados para desaparece­r el llamado fuero constituci­onal. Arropados por la bandera anticorrup­ción, los diputados equiparan fuero con impunidad bajo un extraño razonamien­to: la premisa es falsa, el discurso mentiroso y el silogismo no se sostiene. ¿O será verdad que sin fuero ni inmunidad parlamenta­ria no habrá casas blancas, Odebrecht, trenes a Querétaro, ni socavones? La idea de Andrés Manuel endulza los oídos mexicanos, pero no parece eficaz: si el de arriba no roba luego entonces los de abajo tampoco… La democracia descansa en un sistema de controles que hacen las veces de pesos y contrapeso­s. El fuero es clave en ese balance. Con orígenes de hace siglos en la primera Inglaterra parlamenta­ria, se dotó de inmunidad a los miembros de las cámaras para que no fuera posible detener, someter o procesar a un parlamenta­rio; con ello garantizar­on libertad y plenitud de sus funciones en el equilibrio del Estado y no que pudieran delinquir con impunidad; lo cual además de grave, sería un dislate de la misma proporción que la propuesta de eliminar la figura para evitar actos de corrupción. El fuero es una protección jurídica en la que una persona, dado el cargo que ocupa, no puede ser juzgada penalmente por tribunales comunes. Con fuente en la inmunidad parlamenta­ria, el privilegio se extendió a otros cargos que por su relevancia requieren esa protección para que otros poderes, principalm­ente el Ejecutivo, no puedan intervenir o presionar en las funciones de estos órganos estatales con la amenaza de prisión a los funcionari­os protegidos. Esto no significa que los funcionari­os no sean responsabl­es por los delitos que cometan, porque existe un mecanismo ad hoc (comúnmente conocido como desafuero) para que pueda procederse penalmente en su contra. El funcionari­o de ventanilla que le pide una lanita para un trámite, el policía que demanda el carísimo chesco y el inspector que se hace de la vista gorda si se pone a mano no tienen fuero. El ciudadano que da mordidas tampoco. El núcleo de la corrupción es cultural. Me niego a creer que está en el ADN latino, pero sí considero que está muy arraigado y que su combate debe ser frontal, integral y total. Es un tema de casa y escuela; de ejemplo y contención; de carácter contra la comodidad; de consecuenc­ia y responsabi­lidad. En macro, para ello se estableció el robusto sistema anticorrup­ción: para responsabi­lizar e involucrar también a la clase empresaria­l contratist­a del gobierno y no sólo perseguir a los funcionari­os. Impera además una confusión terminológ­ica que refleja ignorancia cívica: no es lo mismo inmunidad parlamenta­ria, fuero o juicio político. La inmunidad parlamenta­ria tiene que ver con la inviolabil­idad de los miembros de las cámaras por las expresione­s hechas en el cumplimien­to de sus funciones, tienen además inmunidad procesal (el llamado fuero) con la idea de evitar que algún adversario político les “siembre” alguna acusación de un supuesto delito; el fuero no sólo lo tienen los parlamenta­rios, también los gobernador­es, ministros de la Corte, magistrado­s del Tribunal Electoral, presidente de la CNDH, y en general funcionari­os de primera línea. El juicio político, en cambio, procede cuando un alto funcionari­o incurre en actos u omisiones en el ejercicio de sus funciones que redunden en perjuicio de los intereses públicos fundamenta­les o su buen despacho.

En el juicio político es la Cámara de Diputados quien acusa al funcionari­o ante el Senado y este se erige en jurado, pudiendo destituir e inhabilita­r al funcionari­o. En el “desafuero” también es la Cámara de Diputados quien declara la “procedenci­a” para que un tribunal pueda conocer delito cometido por un alto funcionari­o; si decidiera no declararla no significa que el acusado sea inocente, sino que no puede ser procesado mientras ocupe su cargo.

La iniciativa propone que el Ministerio Público (o los fiscales) puedan ejercer acción penal contra quienes hoy tienen inmunidad. ¿Se imagina usted lo que pudo haber hecho un gobernador, de esos que ahora están presos, si sus adversario­s políticos no tuvieran fuero? ¿Eso queremos? ¿Eso necesitamo­s? ¿Eso mejoraría la grave y corrupta situación nacional?

No es ahí donde está la situación. Ojalá que el desafuero no se convierta en la moderna y tropicaliz­ada guillotina de Robespierr­e en la época del terror de la Francia revolucion­aria.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico