La reciente caída del peso sugiere mayores retos para los próximos meses
La presión en el peso ha regresado con fuerza y rapidez, cayendo cerca de 5 por ciento hacia 19.00 pesos por dólar desde el 17.94 registrado el 17 de abril, cuando tocó un máximo intradía del año. En mi opinión, tres factores ayudan a explicar gran parte del ajuste y sugieren un entorno más complicado para los próximos meses. Primero, en las últimas tres elecciones presidenciales la cantidad demandada de dólares para coberturas ha crecido ante la incertidumbre sobre el resultado, impactando al peso. Considero que el primer debate del domingo reenfocó la atención de los mercados al poner en relieve la cercanía de la elección. En este sentido, resalta que la demanda de forwards no entregables ofrecidos por Banxico en las dos últimas subastas de la semana pasada, antes del debate, registraron una demanda de 6.0x o más del monto ofrecido. Segundo, el nerviosismo por una mayor inflación global ha regresado tras el aumento en precios de commodities, una posible guerra comercial y conflictos geopolíticos, induciendo apuestas de que la Reserva Federal de Estados Unidos podría subir su tasa de interés más rápido de lo esperado hace apenas unos días. Esto ha apreciado al dólar frente a todas las divisas, de la mano de una mayor aversión al riesgo.
Tercero, estos dos factores se dieron ante cifras que ya sugerían vulnerabilidad y un potencial limitado más allá de 18.00 por dólar, nivel que estimamos consistente con un escenario positivo respecto a un buen y pronto acuerdo del TLCAN. Justo cuando el peso alcanzó su máximo del año de 17.94, la posición neta larga en pesos en futuros del CME cerró en 2 mil 842 millones de dólares, máximo desde finales de septiembre de 2017. Esto coincide con el cierre de la tercera ronda de negociación, a partir del cual las tensiones con Estados Unidos aumentaron notablemente. De contar con noticias negativas y/o retrasos adicionales en este frente, no descarto una toma de utilidades que podría exacerbar la magnitud de una caída. Tras el rally a 18.00 por dólar por el optimismo sobre el TLCAN que estuvo acompañado de una acumulación de apuestas a favor del peso, se ha desatado una toma de utilidades debido a la típica incertidumbre electoral y un mayor nerviosismo sobre el Fed. Con estos dos últimos temas aun influyendo en la moneda, estimo que el tipo de cambio podría dirigirse hacia 20.00 pesos por dólar durante mayo y junio.
* El autor es Estratega Senior de Tipo de Cambio de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.