IDENTIDAD CHE
LAS VIDES ARGENTINAS SON FÁCILES DE BEBER; POR ELLO, LOS TINTOS MALBEC DEL PAÍS SUDAMERICANO SON DE LOS MEJORES
Malbec es la uva tinta que los argentinos han convertido en insignia de sus vinos. Es parte de su ADN como el tango, el futbol, los alfajores y el asado. Ese varietal fue llevado por viticultores franceses a Mendoza, tierras en las que abrió sus posibilidades gustativas y olfativas. Es la cepa más cultivada en el país sudamericano que se compromete con su promoción a nivel internacional.
Siempre de color violeta, el origen del malbec está documentado en Francia, en la Edad Media. Es una de las uvas permitidas para dar origen a los vinos de Burdeos. A finales del siglo XIX se adoptó favorablemente a las tierras sudamericanas. Se puede encontrar en el Valle del Uco, las zonas Centro Norte, Este y Sur, y en provincias como San Juan, Salta, Patagonia, Córdoba y La Rioja, entre otras. Una de las fortalezas de las uvas argentinas es el sabor que proporcionan los ejemplares cultivados a 800 y 1,500 metros de altitud, lo que da como resultado vinos premiados y apreciados por su sabor.
Sin embargo, hay grandes diferencias entre las características del malbec cuando proviene de diferentes partes de Mendoza, y cuando pertenece a otras provincias.
“El punto en común de las vides argentinas es que resulta muy fácil de beber”, opina el sommelier Raúl Gil Obregón, quien se ha dedicado a investigar y catar la cepa. “Tiene un tanino dulce y amable, una agradable acidez. Sus aromas recuerdan a flores de jamaica, rosas y violetas. Abunda la fruta roja y negra muy madura con presencia de notas de especias dulces y chocolate o moca, cuando pasa por madera”.
El especialista agrega que los tintos malbec son de fácil maridaje con los clásicos cortes de carne asada -estilo argentino-, pastas rellenas con salsas de tomate de intensidad ligera a media intensidad como lasagna o salsa bolognesa, queso parmesano, ravioles, risottos con champiñones o trufas y estofados de una potencia media alta a alta.