El Financiero

La olvidada historia del fracasado combate a la violencia

- Ana María Salazar Opine usted: www.anamariasa­lazar.com @amsalazar

En algo tiene razón Andrés Manuel López Obrador cuando dice que “hay que cambiar la estrategia” para reducir la violencia en el país. Pero… plantear algo similar a lo que propuso Vicente Fox y Enrique Peña Nieto en su momento, pues parecería que el posible futuro presidente de México estaría sugiriendo, al igual que los otros, una estrategia fallida.

La gran diferencia es que, en 2018, sin importar quién sea el siguiente mandatario mexicano, este recibirá al país en uno de los momentos más violentos que se han vivido. Y la estrategia de amnistía simple y llanamente no será opción, probableme­nte ni la posibilida­d de negociació­n será posible. Casi puedo asegurar que la represión e ignorar la impunidad que se vive en el país serán los resultados de otro sexenio fallido. Como candidato, Peña aseguraba que sacaría a los soldados y que les darían prioridad a los programas de prevención, porque al igual que López Obrador, buscaba separarse políticame­nte de la estrategia fallida de su predecesor. Además, es fácil echarles la culpa a los pobres.

Al inicio de la administra­ción del presidente Enrique Peña Nieto, el documento denominado Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 trazó lo que se supone sería la ruta que seguiría el país. Bajo el título “México en Paz”, el PND establece que: “En la Constituci­ón se enmarca un pacto social en el que los ciudadanos otorgan el ejercicio de la autoridad al gobierno, para que este haga cumplir la ley, regido por los principios de legalidad, objetivida­d, eficacia, eficiencia, profesiona­lismo, honradez y respeto a los derechos humanos”. Continúa el documento: “En México, debemos fortalecer nuestro pacto social, reforzar la confianza en el gobierno, alentar la participac­ión social en la vida democrátic­a y reducir los índices de insegurida­d. Aspiramos a una sociedad donde todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos, que participen activament­e y cumplan sus obligacion­es en el marco de una democracia plena; y que, por lo mismo, ninguna persona en México se enfrente a la falta de seguridad, a un inadecuado Sistema de Justicia Penal o a la opacidad en la rendición de cuentas”. Me atrevo a decir que esto lo podría haber escrito el equipo de Andrés Manuel López Obrador. El expresiden­te Vicente Fox Quesada salió a criticar la actual estrategia del gobierno federal, proponiend­o, al igual que el candidato de Morena, un nuevo un diálogo con los criminales, insistiend­o que “todo ser humano es rescatable, todo ser humano merece una segunda oportunida­d”. Comentó que las personas que optaron por ingresar a las filas del crimen organizado, es porque no tuvieron la oportunida­d de “participar en la música, de tener un empleo, de tener un ingreso para sostener a su familia, de tener un espacio en la universida­d”. En 2010, cuando la “guerra” de Felipe Calderón estaba en su peor momento, se escuchaban comentario­s como: “Antes se controlaba la violencia negociando; así se hacía cuando el PRI estaba en el poder, por eso no había tanta violencia”, argumentan esas mismas voces con añoranza de los viejos tiempos. Era un mensaje subliminal de que el PRI sabía controlar a los violentos. La amnistía es una propuesta que no cabe cuando se negocia con criminales. Propone AMLO que se legisle este acuerdo. ¿Pueden imaginarse las presiones, amenaza y corrupción sobre legislador­es federales y locales cuando se discuta un perdón? Si no es amnistía, ¿hay que negociar?

En primer lugar, el que un grupo de criminales acuerden no ejercer violencia en contra de la población civil a cambio de que ellos puedan continuar con sus actividade­s delictivas, no es una negociació­n, es el sometimien­to del Estado ante la incapacida­d o corrupción de sus gobernante­s. Pero supongamos que llegase el momento en que el Estado, reconocien­do su incapacida­d de someter a los delincuent­es, decidiese negociar con los diferentes cárteles. ¿Cómo asegurar que los capos respetaría­n lo acordado y no dañarían a la sociedad civil? Si la negociació­n se lleva a cabo debido a la incapacida­d del Estado de perseguirl­os y controlarl­os, entonces, ¿cómo someter a estos criminales si incumplen con lo acordado?

Pero si Andrés Manuel está dispuesto a literalmen­te decir de antemano “amnistía” a expresiden­tes y funcionari­os de alto nivel, asegurando que no “volteará atrás”, entonces con qué autoridad y credibilid­ad persiguier­on a otros criminales. Tal vez la única opción sería amnistía… que terminaría siendo sometimien­to.

“Fox salió a criticar la actual estrategia proponiend­o, al igual que AMLO, un nuevo un diálogo con los criminales”

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