Pagar por ver
Como veíamos ayer, las soluciones dependen mucho de cuál sea su diagnóstico de las causas de los problemas. Un problema mal planteado, mal diagnosticado, suele llevarnos a malas políticas públicas, que sin embargo pueden parecer atractivas porque enfrentan esas causas imaginarias.
Esto suele ocurrir mucho en materia económica, especialmente en lo que llamamos economía social, o desarrollo económico. Durante el siglo XX se experimentó con un gran número de soluciones que parecían maravillosas, y que no dieron resultado, o peor, complicaron más las cosas. En los años cincuenta y sesenta, todo mundo creía que invertir era un camino indudable para el crecimiento económico, y no resultó así. En las siguientes dos décadas, creímos lo mismo de la educación, y se ampliaron las matrículas, sin que cambiaran las cosas. En tiempos más recientes nos hemos preocupado más por la calidad, y eso parece mejor, pero resulta mucho más complicado de resolver: educación de calidad, instituciones bien diseñadas, inversión con Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey riesgo compartido.
En el caso actual, un problema muy serio de diagnóstico en México es suponer que se puede vivir como en un país desarrollado sin que los mexicanos aportemos lo necesario para ello. Ya decía- mos ayer que una causa muy importante de la violencia e inseguridad es lo poco que gastamos en seguridad, justicia y defensa. Creer que se puede estabilizar el país en ese tema sin gastar más es absurdo. Países que se civilizaron hace un par de siglos gastan el triple de lo que nosotros gastamos; los que llevan nuestro ritmo, gastan el cuádruple, y apenas están un poco por debajo de las tasas de homicidio, encarcelamiento, o criminalidad en general que nosotros tenemos. México es uno de los países que menos recauda. Avanzamos mucho gracias a la reforma fiscal de 2013, y a la factura electrónica, pero seguimos juntando poco dinero. Con eso no alcanza para construir una sociedad exitosa. Por eso angustia mucho que haya líderes políticos que aseguran que con terminar la corrupción alcanzaría el dinero. Eso es absolutamente falso. Sin duda hay que terminar con la corrupción (y eso significa reducirla mucho, y sobre todo castigar a los corruptos) pero el dinero no va a alcanzar para todo lo que la sociedad mexicana quiere, y ha obligado al gobierno a hacer.
Mire usted: en impuesto sobre la renta recaudamos 7 puntos del PIB, 4 en IVA, y 1 en el odiado impuesto a las gasolinas (posiblemente el más útil de todos, por cierto). Hay otro poco en varios impuestos pequeños, así que sumamos casi 14 puntos del PIB. Súmele poco menos de dos puntos en contribuciones de seguridad social (IMSS), y andamos cerca de 16 puntos. Las entidades federativas y municipios casi no recaudan, pero digamos que juntan un punto entre todas: 17 puntos.
Los países desarrollados recaudan entre 35 y 60 puntos del PIB. Con eso les alcanza para gastar el triple de lo que nosotros gastamos en seguridad, más del doble en salud, cerca de 50% adicional en educación y les sobra lo suficiente para construir infraestructura. Ningún candidato querrá decirle a usted que hay que pagar más, pero así será. Si queremos vivir como en Europa, hay que pagarlo.
El gran déficit de recaudación lo tenemos en impuestos a la propiedad (predial, herencias) y seguridad social. El impuesto al consumo (IVA) debería ser un poco mayor, y con mayor base. Los que en la frontera se quejan de IVA y gasolina, bastaría que pagaran el mismo predial que en Estados Unidos para que pudiésemos reducirles las otras tasas. De verdad, para construir un país exitoso, hay que pagar por ver.