Infraestructura: avances en riesgo
Uno de los pocos temas económicos presentes en lo que va de las campañas ha sido el de la infraestructura del país y para mal, como cancelar o suspender el nuevo aeropuerto, “revisar a fondo” los contratos asociados a la reforma energética y el socavón en la carretera MéxicoCuernavaca, entre otros. No hay duda que en esta Administración continuó el desarrollo de la infraestructura que inició desde la gestión de Vicente Fox, sobre todo en la red carretera del Bajío y del norte del país; siguió en la de Felipe Calderón, cuando se sentaron las bases para una mayor participación de la inversión privada, con la expedición de la ley de asociaciones públicoprivadas; y se acentuó en la de Enrique Peña Nieto con la integración del ambicioso Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 (PNI). Este incluyó casi 750 proyectos estratégicos en seis rubros: comunicaciones y transportes; desarrollo urbano y vivienda; energía; hidráulico; salud y turismo. Como es bien sabido, la infraestructura es un Socio Fundador de GEA Grupo de Economistas y Asociados factor fundamental para detonar el desarrollo económico y social.
De acuerdo con un análisis reciente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construc- ción (“Estimado del Avance del PNI”. CMIC. Febrero de 2018), se estima que el avance máximo que podría alcanzar el Programa a fines de este año sería de 73%; es decir, que de los $7.8 billones de pesos originalmente planteados, se ejercerían $5.7 billones. Esa cifra sería ligeramente inferior a la que GEA calculó en 2015, primer año de ejecución del PNI, cuando se señaló que la inversión en infraestructura sería equivalente a 78% de la prevista en el PNI para 2014-2018. Por sectores, la CMIC estima que en energía sólo se alcanzará 57% de la meta de inversión, como resultado de desfases en la inversiones privadas en exploración y extracción de hidrocarburos y la no realización de proyectos en refinación (cancelación de la nueva refinería, conversión de residuales y calidad de combustibles) y fertilizantes. En comunicaciones y transportes, se registraría un avance de 80% por menores inversiones en ferrocarriles, puertos y telecomunicaciones (segunda cadena de TV y la asociada al programa “México Conectado”), además de la afortunada suspensión de los trenes de pasajeros MéxicoQuerétaro y el transpeninsular que no tenían sentido económico (igual que la necedad del México-Toluca en construcción).
“La infraestructura es un factor fundamental para detonar el desarrollo económico y social”
“Si bien el PNI se quedó corto en relación con sus metas, los avances de una estrategia hacia la creación de nueva infraestructura son innegables”
El sector agua registraría un elevado rezago, al alcanzarse sólo 44% de la inversión estimada, por los recurrentes recortes presupuestales a Conagua. El sector salud alcanzaría 61% del total previsto para 20142018, sobre todo por la falta de asignación de recursos para la ampliación y modernización de los institutos nacionales y del Hospital General. Por último, el turismo (la CMIC no reporta desarrollo urbano y vivienda) sería el sector con el mayor rezago, ya que el avance de la inversión en infraestructura sería de 10% de la prevista, lo que se asocia a los pocos recursos destinados a los “centros integralmente planeados”.
En el agregado, en 2014-2018 se habría ejercido 74% de la inversión privada prevista originalmente en el PNI y 72% de la pública, tanto del presupuesto federal como de otras fuentes. Si bien el PNI se quedó corto en relación con sus metas, los avances de una estrategia hacia la creación de nueva infraestructura son innegables. Dichos avances pueden estar en riesgo. Como ha ocurrido tradicionalmente, estará presente la curva de aprendizaje de nuevos funcionarios al inicio de la Administración, a lo que se sumarán las “restricciones” que impone la nueva normatividad (junto con la mayor vigilancia y rendición de cuentas) en obras y adquisiciones, por no hablar de la cancelación de proyectos (aeropuerto) o de trabas y reversiones en los ya asignados (reforma energética). A ello, podría agregarse un entorno de severa incertidumbre en empresas e inversionistas privados, que han sido fundamentales en el impulso a la infraestructura.