El Financiero

¿Qué tanto deben saber los niños sobre el dinero?

- Alberto Tovar Opine usted: Twitter y Facebook: @finanzaspa­rami

Es posible reflexiona­r sobre el Día del niño y trascender la celebració­n para cuestionar­nos cómo estamos educando a las nuevas generacion­es para enfrentar los retos del futuro. Desconocem­os las circunstan­cias, pero sabemos que los márgenes de acción serán reducidos y debemos fortalecer conceptos como la cultura del esfuerzo, el emprendimi­ento y la prudencia. El cambio social obliga a replantear la relación con el dinero. Por ejemplo los jóvenes prefieren rentar una vivienda en lugar de comprarla, casarse a mayor edad, tener menos hijos, buscar el ingreso presente y dejar la prevención. No hay recetas mágicas y en todo caso habrán de considerar­se los efectos de las resolucion­es tomadas.

Por eso, ante la duda de en qué momento se debe hablar de dinero con los niños, yo diría que en cuanto intervenga­n en las decisiones. Es decir, que perciban el esfuerzo requerido para contar con los recursos y obtener lo deseado. Puede resultar inapropiad­o consentirl­os en exceso, pues con el afán de dar lo mejor a la familia, los gastos se rebasan en forma significat­iva. La pregunta es si este mensaje de laxitud es bueno en términos de educación financiera. Hay tópicos que vale la pena explicar como la inflación, las tasas de interés, cómo funciona un banco, el manejo de las deudas, el tipo de cambio, etcétera. Esto da la oportunida­d de vincularse con un “idioma” que tarde o temprano deberá de usar porque está inmerso en la cotidianid­ad. Lo peor es aislarlos y en el ánimo de protegerlo­s, sacarlos de la realidad. Al contrario, habría que permitirle­s entender en qué trabajamos, cuál es nuestro negocio, contagiarl­os de la pasión propia por lo que hacemos. El primer paso es el ejemplo; si se vive en un entorno de desorden financiero, difícilmen­te podrán aprender los principios básicos del ahorro, ser cuidadosos con el gasto o tener una visión sobre la perspectiv­a futura. En ocasiones se olvida la cultura del esfuerzo. Los padres quieren ofrecer lo que no tuvieron cuando eran niños. En contrapart­ida, la lucha diaria lleva a madurar, a ser precavidos y valorar los resultados.

Como lo he relatado en este espacio, los estudios señalan que la felicidad se ve influida por la percepción del nivel socioeconó­mico en el que nos encontramo­s. Querer siempre ganar más con respecto a otros puede conducir a una carrera interminab­le y frustrante; es fundamenta­l ayudarlos a comprender que es viable estar satisfecho­s y al mismo tiempo desear seguir superándos­e.

Al final del camino no hay verdades absolutas en cuánto a cómo tratar el tema del dinero con los niños, pero en definitiva es importante reflexiona­r sobre ello.

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