Amnistía para revoltosos
La ciudadanía en general aún no acaba de entender lo que se pretende con la propuesta que en campaña electoral hizo el abanderado de la coalición Morena-PT-PES, Andrés Manuel López Obrador, respecto a querer amnistiar a personajes del crimen organizado y demás delincuentes que se encuentran en las cárceles o andan a salto de mata, cuando en la Ciudad de México sus valientes representantes de la Asamblea Legislativa ya le pusieron un ingrediente adicional a tan complejo tema: esta semana aprobaron una iniciativa de ley de amnistía para aquellas personas que están presas por delitos como ataques a la paz pública, ultrajes a la autoridad, rebelión, motín, sabotaje y sedición. A diferencia de la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Leonel Luna Estrada, dijo que lo aprobado “es una ley que va a favor de las personas que se manifiestan por sus ideas, su militancia. Esta ley es muy diferente a la de los que quieren dar una amnistía a los narcotraficantes que han intoxicado a nuestros jóvenes y asesinado a familias completas”. Será el sereno, lo cierto es que en ambos casos se está hablando de delincuentes, unos menos peligrosos que otros, pero delincuente al fin.
La ley aprobada es igual de confusa que la que pretende implementar López Obrador si llega a la Presidencia, pues en ella se señala que en la Ciudad de México la libre manifestación es un derecho que se debe respetar, siempre y cuando no se cometan delitos patrimoniales relacionados con daños o bienes del dominio público o propiedad privada. Así de contradictoria es, mejor que nos digan que estos beneficios están dirigidos expresamente a algunos militantes del PRD, pues para nadie es un secreto que muchos de esos revoltosos que han pisado la cárcel en los últimos años, son militantes de ese partido que fueron enviados a manifestarse a la calle por consigna política, sólo que al parecer en sus manifestaciones se les pasó la mano e incurrieron en delitos como daños a terceros, robo y ataques a la vía pública, entre otros, del fuero común. No hay vuelta de hoja, si los delincuentes presos en la capital obtienen el beneficio de la ley, esa acción será como dar a la delincuencia un pasaporte para cometer todo tipo de fechorías en el marco de libertades, como la libre manifestación de las ideas. Sin duda lo que se ha aprobado responde más a consignas partidistas en tiempos electorales que a una respuesta a la sociedad, a una sociedad que si de algo está harta es de los constantes atropellos que grupos de vándalos cometen al amparo de una genuina expresión o demanda social, donde en la mayoría de veces su mejor manto protector había sido un pasamontañas o un cubrebocas, pero ahora también les pusieron una ley a modo para seguir en el desmán. Esa es la realidad de esa ley.
Y qué decir de la actuación de los policías. Cuántas veces no hemos sido testigos de la violencia con que esos vándalos enfrentan a las fuerzas del orden, pero a los legisladores citadinos al parecer eso no les importa, prefieren defender los derechos de un infractor a los derechos humanos de un policía. Esa es la amnistía que hoy presumen para la Ciudad de México. Pronto habrá más delincuentes en nuestras calles y, como siempre sucede, esos legisladores que hoy aprobaron esa regla ya no van a estar ahí para enfrentar sus errores.