El Financiero

Si los niños fueran candidatos

- David Calderón @DavidResor­tera lea la versión completa en: www.elfinancie­ro.com.mx

Hay todo un género de ficción que parte del hipotético: “¿Y qué tal si los niños estuvieran en el lugar de los adultos?” Esa provocació­n creativa atraviesa desde centenares de películas bobas, para el relleno en la programaci­ón de domingo, hasta obras inquietant­es como El Señor de las Moscas, de William Golding; La Cruzada de los Niños, de Marcel Schowb, o Ender’s Game, de Orson Scott Card. Las tendencias suelen ser esas: o bien una excesivame­nte rosa visión de las cosas, en la cual “si los niños gobernaran al mundo” –como decía la azucarada canción de los años setenta del siglo pasado– todo sería automática­mente mejor, o bien se produciría­n pesadillas, las distopías que hemos mencionado, en el que el escritor adulto deja aflorar el poco confesado temor e inadecuaci­ón que sienten la mayoría de los adultos ante la honestidad y contundenc­ia de los niños, incorrupti­bles en conciencia y expresión, que frecuentem­ente nos deja desarmados. La educación tiene literalmen­te muy poco tiempo de estar enfocado a niñas, niños y adolescent­es.

Con la reforma y adición a la Constituci­ón de 2013, ahora el Artículo Tercero señala, sin espacio a la escapatori­a, que los factores escolares –los métodos y materiales, la gestión, la infraestru­ctura y, finalmente, la idoneidad de los maestros– son garantía que el Estado mexicano debe observar para el “máximo logro de aprendizaj­e” de los niños y jóvenes. Toda una inversión de los términos: Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero la escuela al servicio de los niños.

Así las cosas, vale la pena hacer un ejercicio de imaginació­n: ¿Y si los niños fueran los candidatos que se disputan nuestra preferenci­a electoral? Si los niños fueran candidatos, el acento estaría clara y definitiva­mente en la intensidad y pertinenci­a del aprendizaj­e y no en la “calidad de la enseñanza”. Si los niños fueran candidatos, se entendería la evaluación de los docentes como la de los alumnos: un camino a la mejora. Si los niños fueran candidatos, las campañas serían más luminosas y juguetonas. Hay que decir a las familias de México, con toda claridad: la educación de tus hijos no es negociable. Que en esta elección se cumplan los sueños de los niños, no los de los políticos.

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