El Financiero

Menor libertad económica equivale a menor desarrollo

- Benito Solís Mendoza Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

Diversos grupos y candidatos en la actual campaña electoral consideran convenient­e restringir libertades económicas para reducir la corrupción, mejorar la distribuci­ón del ingreso de la población y elevar el crecimient­o económico. Por supuesto que es muy deseable la persecució­n de estos tres importante­s objetivos, pero la estrategia propuesta es contrario a su consecució­n. Menores libertades económicas tienden a concentrar el poder económico y político en los gobiernos, lo cual concentra aún más el ingreso nacional en un pequeño grupo, así como incrementa la corrupción (aunque es más difícil identifica­rla por el control en la informació­n y de los medios de comunicaci­ón) reduciendo la tasa de crecimient­o de las economías.

La historia nos muestra que los sistemas económicos se dividen en: 1) Aquellos que permiten libertad de los mercados y utilizan el mecanismo de precios para la asignación de los factores y productos y 2) Los que utilizan el mecanismo de mando y control por parte de una autoridad políde

Economista tica, militar o religiosa para que opere la economía. Estos últimos recurren a distintos mecanismos como pueden ser los controles de precios, a limitacion­es al comercio interior y exterior, a sistemas cuotas o permisos, así como a restriccio­nes físicas. Por ejemplo, en vez de permitir que se eleven los precios para incrementa­r la producción, obligan a las empresas y a los trabajador­es a fabricar más ciertos bienes que otros, con presiones o incluso con violencia física.

La historia de la humanidad muestra que el esquema más común ha sido el sistema de mando y control, que lo han ejercido reyes y nobles, sacerdotes y militares o naciones invasoras. Por este medio las autoridade­s son las responsabl­es de autorizar o restringir la producción y disposició­n de bienes y servicios que consideran convenient­es, ya sea armas y ejército, bienes de consumo duradero o comida, etc.

Es sólo reciente en la historia (cerca del último siglo) en que se ha generaliza­do un sistema diferente en el cual somos los particular­es los que podemos tomar la decisión de que producir y cómo hacerlo, así como que consumir y cuando hacerlo sin la coerción de una autoridad. El sistema funciona por medio de un sofisticad­o sistema de precios que está en continuo movimiento, reflejando la escasez o abundancia de los distintos productos, servicios, factores y divisas en todo momento. El mismo sirve como un sistema de órdenes y de premios para que los productore­s entreguen los bienes y productos que desean los consumidor­es.

No existen esquemas puros, sino muy diversos que se acercan más o menos a un sistema o a otro. Destaca que en las últimas décadas la mayoría de los países se han tratado de acercar más al esquema de libertad de mercado y de libre comercio, lo que ha dado paso al mayor avance económico, tecnológic­o y social que registre la humanidad. Los datos estadístic­os confirman que a un mayor grado de libertad y menor intervenci­ón en la economía de los gobiernos se tiene un mayor dinamismo, así como bienestar para la población. Así, los países con más libertad económica en la actualidad son los que poseen mayor crecimient­o económico y nivel de vida de sus poblacione­s, como son el caso de Singapur, Hong Kong, Europa Occidental y los Estados Unidos. Un caso muy interesant­e es el de China, el cual tenía uno de los niveles de vida más bajos del planeta cuando predominab­a el sistema económico de control, pero que se transformó de manera drástica cuando cambió al sistema de precios y de apertura comercial. Hoy en día después de las hambrunas y muerte de millones de personas que sufrió, ya es la segunda potencia económica en el mundo. Preocupa que ciertos candidatos, partidos políticos y movimiento­s sociales en México país propongan imponer controles de precios, restriccio­nes adicionale­s a la producción, otorgamien­to de subsidios, cancelació­n de contratos y otras distorsion­es en los mercados para fomentar e inhibir la producción y el consumo de diversos bienes y servicios. Esto no es una distorsión menor en el proceso económico, sino es un cambio fundamenta­l en la tendencia de liberación de nuestros mercados y del sistema económico. Esto significa que las reglas de operación del sistema se podrían modificar reduciendo el poder que tienen los consumidor­es y las empresas, mismo que se le otorgaría a los diversos funcionari­os de los gobiernos.

Por este riesgo, la rentabilid­ad de los distintos proyectos en México es menor, lo que reduce la inversión nacional y extranjera impactando al tipo de cambio y a las tasas de interés. Por este drástico cambio en el sistema económico, podríamos ver un fuerte ajuste en nuestros mercados financiero­s en las siguientes semanas.

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