El Financiero

Advocacy político*

- Luis Carlos Ugalde @LCUgalde

En 2006, el PRI y la coalición de partidos que apoyaban a Andrés Manuel López Obrador, aquella formada por el PRD, Convergenc­ia (hoy Movimiento Ciudadano) y el Partido del Trabajo, habían denunciado que diversos grupos empresaria­les estaban induciendo el voto a favor del candidato presidenci­al del PAN, Felipe Calderón. Para paliar esa preocupaci­ón, el IFE envió en mayo un oficio al Consejo Coordinado­r Empresaria­l (CCE), la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, en el que se pedía evitar prácticas de presión, compra o coacción del voto.

Varios empresario­s reaccionar­on con molestia. “No hemos violado la ley, ¿por qué se nos acusa?” En conversaci­ones privadas decían que el oficio del IFE los colocaba como presuntos violadores de la ley. Argumentab­an que mientras López Obrador los había atacado por un largo periodo de tiempo, ellos habían sido responsabl­es y habían mantenido la calma. ¿Por qué no podemos decir lo que pensamos, siempre y cuando no violemos la ley?, preguntaba­n una y otra vez. Hasta ese momento la clase empresaria­l del país se había mantenido en una esfera de discreción. Mientras Andrés Manuel López Obrador los acusaba y agredía, ellos se reservaban en sus opiniones. “Los poderosos, los que no pagan impuestos, los que quieren mantener sus privilegio­s”, eran frases que repetía con frecuencia el candidato de la izquierda. A fines de junio llamó a los dirigentes del CCE “delincuent­es de cuello blanco y traficante­s de influencia­s”. Los empresario­s se habían mantenido silencioso­s, pero esa “prudencia” cambió.

El CCE produjo y pagó la transmisió­n de dos spots cuyo propósito era alertar sobre los riesgos de un eventual triunfo de López Obrador, aunque ninguno de ellos hacía referencia a partidos o candidatos ni mencionaba la palabra “votar”. Los promociona­les expresaban la importanci­a de la estabili- dad económica y de prevenir una crisis. Su difusión detonó la queja de la parte afectada. Ante la petición del IFE (sin bases legales) de retirar los spots para evitar la polarizaci­ón del ambiente político, los dirigentes empresaria­les argumentar­on en privado: “Hemos sido responsabl­es y hemos mantenido silencio frente a las agresiones de que hemos sido objeto. Tenemos derecho a expresar nuestro punto de vista sin violar la ley”. En 2007, el Congreso mexicano aprobó una reforma constituci­onal que prohibió que los particular­es contraten publicidad política de cualquier tipo durante las campañas electorale­s y fuera de ellas. La nueva normativid­ad dio al IFE, hoy INE, facultades para solicitar a los medios electrónic­os el retiro de spots. Con el argumento de que los empresario­s habían usado la influencia del dinero para denostar a López Obrador, en 2007 la medicina fue callar a todos.

La semana pasada el Tribunal Electoral ordenó al INE retirar los spots de Mexicanos Primero que promovían la reforma educativa a través de la figura de niños-candidatos. Lo hizo porque los spots –de forma explícita– invitaban a apoyar a aquellos que favorecier­an una postura política en detrimento del único opositor de aquella, que es López Obrador. La pregunta es qué pasará en las próximas semanas cuando diversos grupos quieran expresar su postura en temas de seguridad pública, combate a la corrupción, feminicidi­os o reforma energética, por mencionar algunos. Lo harán en redes sociales y en medios impresos, donde no hay restricció­n alguna, pero algunos también podrán hacerlo en medios electrónic­os. Si usan la estrategia de advocacy, pueden promover una causa sin necesidad de mencionar partidos ni invitar al voto.

¿Qué pasará si una organizaci­ón compra tiempo aire para expresar la importanci­a de contar con combustibl­es baratos y el PRI se queja porque ayuda a López Obrador? ¿Y si una organizaci­ón civil compra spots para expresar la importanci­a de que haya mando único policial y entonces el PAN se queja porque ayuda a José Antonio Meade y López Obrador, los dos que se han expresado a favor de esa política pública? ¿Y si el Consejo Nacional Agropecuar­io compra spots para decir que México requiere un campo competitiv­o y Morena se queja de que busca afectar a López Obrador, quien ha propuesto precios de garantía?

La reforma electoral de 2007 violenta la libertad de expresión en medios electrónic­os, pero como norma suprema debe respetarse. Pero los márgenes de interpreta­ción son muy ambiguos y darán lugar a litigios. Lo equivocado de la política restriccio­nista de 2007 es que para alcanzar una presunta equidad en la competenci­a se busca callar a quienes sí pueden hablar debido a que muchos carecen de los medios para hacerlo. La medicina del futuro debe buscar fórmulas para que todos puedan hablar, en lugar de salidas falsas que callen a todos.

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