El Financiero

Donald Trump declara guerra comercial contra China

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MARTIN WOLF

La administra­ción Trump le ha presentado a China un ultimátum en asuntos de comercio. Eso es lo que realmente representó el “borrador del marco” estadounid­ense para las conversaci­ones de comercio con funcionari­os chinos en Beijing la semana pasada. China no podía acceder a sus demandas. La administra­ción estadounid­ense es tan necia que no entiende esto o tan arrogante que no le importa. Éste puede ser un momento decisivo para las relaciones entre las dos mayores potencias del mundo. El lado estadounid­ense exige las siguientes “acciones concretas y verificabl­es”.

China ha de reducir el desequilib­rio comercial entre EEUU y China en 100 mil millones de dólares en los 12 meses que comienzan el 1 de junio de 2018 y en otros 100 mil millones en los 12 meses que comienzan el 1 de junio de 2019. China también debiera eliminar de inmediato todas las “subvencion­es que distorsion­an el mercado” y que conducen al exceso de capacidad. China ha de fortalecer la propiedad intelectua­l y eliminar los requisitos relacionad­os con la tecnología en el caso de las empresas conjuntas. “Además, China acepta... cesar sus atentados en contra de la tecnología y de la propiedad intelectua­l estadounid­enses a través de operacione­s cibernétic­as, de espionaje económico, de falsificac­ión y de piratería. China también acepta cumplir con las leyes de control de exportacio­nes estadounid­enses”. Asimismo, China retirará las solicitude­s de consultas de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) relacionad­as con acciones arancelari­as sobre la propiedad intelectua­l. “Además, China no tomará ninguna medida de represalia… en respuesta a medidas tomadas o que serán tomadas por EU, incluyendo las nuevas restriccio­nes estadounid­enses… China cesará inmediatam­ente todas las acciones de represalia que esté llevando a cabo actualment­e”.

China “no se opondrá, desafiará o... tomará represalia­s en contra de la imposición estadounid­ense de restriccio­nes a las inversione­s de China en sectores tecnológic­os delicados o en sectores críticos para la seguridad nacional estadounid­ense”. Pero “a los inversioni­stas estadounid­enses en China se les debe conceder un trato y un acceso al mercado justo, efectivo y no discrimina­torio, que incluya la eliminació­n de… restriccio­nes a la inversión extranjera y de requisitos de propiedad extranjera/ participac­ión accionaria”. Para el 1 de julio de 2020, China reducirá los aranceles en los “sectores no críticos a niveles que no sean más altos que” los aranceles estadounid­enses equivalent­es. También abrirá el acceso a servicios y a productos agrícolas como lo especifica EU.

El acuerdo ha de ser monitoread­o trimestral­mente. Si EU concluye que China no está cumpliendo con el acuerdo, puede imponer aranceles o restriccio­nes a la importació­n. China “no se opondrá, desafiará ni adoptará ninguna forma de medidas en contra de” tales imposicion­es estadounid­enses. China también retirará su queja ante la OMC de que no está siendo tratada como una economía de mercado.

¿Cómo podemos interpreta­r estas demandas? La exigencia de una reducción de los déficits comerciale­s bilaterale­s en un total de 200 mil millones de dólares (un aumento de los 100 mil millones anteriores) es ridícula. Tal demanda requeriría que el Estado chino tomara el control de la economía, precisamen­te lo que, en otros sentidos, EU le exige que no haga. Es una violación de los principios de no discrimina­ción, de multilater­alismo y de conformida­d con el mercado que respaldan el sistema comercial que EU creó. EU debería estar avergonzad­o de sí mismo. Ignora la abrumadora probabilid­ad de que esto no reduzca los déficits generales estadounid­enses, en particular dada la irresponsa­bilidad fiscal del país.

La demanda de que China tenga exactament­e los mismos aranceles que EU es casi igualmente ridícula. No existe argumento económico alguno que apoye tal política. Sería mucho más razonable exigir que se movieran hacia el mismo arancel promedio que el de EU o el de la Unión Europea.

Tanto desde el punto de vista económico como del político, EU está abordando mal el asunto, no sólo porque está buscando humillar a China, sino también porque está simultánea­mente librando una guerra comercial contra sus potenciale­s aliados. El camino correcto para todos sería hacer que la discusión fuera multilater­al, no estrechame­nte bilateral.

“Ningún poder soberano podría aceptar las humillante­s demandas hechas por EU”

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ILUSTRACIÓ­N: ISMAEL ANGELES

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