PERSONALIDAD DE ANTANO
UN BOTANERO CON UN TOQUE DE LOS AÑOS 50 LO ESPERA EN LA PLAZA DE LA REPÚBLICA
La inspiración llegó de la década de los 50. Piso bicolor, muebles de madera que evocan formas geométricas, sillones y sillas con tapiz verde limón. Eso es lo que el visitante ve al entrar a la Terraza Cha Cha Chá, que no sólo toma elementos estéticos para homenajear a la época, sino también se apropia del nombre del ritmo guapachoso, inventado por Enrique Jorrín en 1951, para darle identidad a un restaurante de cocina mexicana. Ubicado frente al Monumento a la Revolución, este local se promociona como un botanero tropical. Tiene un par de semanas abierto y su mayor atractivo es la vista privilegiada de la Plaza de la República, que adereza con una propuesta de coctelería en la que resaltan el mezcal y el tequila, además de platos sencillos de porciones generosas.
A cargo de la cocina está Adrián Gasca, chef de profesión que continuo su aprendizaje en las cocinas de Dulce Patria y Pujol. De Martha Ortiz recuerda la atención al detalle y de Enrique Olvera el dominio de las técnicas culinarias.
“Pensé en los platillos que me gusta comer, en ofrecer opciones para compartir y en hacer preparaciones para que la gente la pasé bien, esa es la inspiración de la carta”, cuenta Gasca.
Aunque el menú privilegia ceviches, aguachiles, tiraditos y las preparaciones con pescado crudo, también hay opciones para los amantes de la carne. Ofrecen platos fuertes que privilegian las cocciones lentas como el rib-eye y el chamorro, que pasan al menos 12 horas de marinado y otras tantas de cocción para asegurar carne suave y jugosa.
El aguachile de camarón sazonado con recado negro y los tacos lamineros de pato, que evocan la preparación de las proteínas en los carros callejeros, son parte de las opciones para degustar al centro.
También está el taco de jaiba suave, traída directamente desde Veracruz y el chicharrón del parque, que llega a la mesa con atún en cubos simulando los tradicionales cueritos. La preparación de las salsas es un acierto del chef, quien confiesa seguir los consejos de su madre, tiene una de chile de árbol con fermentado de limón que llega a la mesa con un gotero para que el comensal sea cuidadoso a la hora de aderezar su plato.
“La cocina mexicana privilegia el pi- cor, si no tenemos una buena salsa, el cliente se va decepcionado”, asegura el encargado de la cocina. Aunque abre desde las 13:00 horas, lo recomendable es reservar una mesa que dé al Monumento a la Revolución para apreciar el atardecer desde ahí. Las fuentes y los juegos de luz son un atractivo adicional, además del lado derecho está el edificio renovado del Frontón México, ahora convertido en Centro de Espectáculos.
LIZBETH HERNÁNDEZ
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