PHILIP ROTH

SE FUE EL ANIMAL MORIBUNDO

EL ESCRITOR Y NOVELISTA ESTADOUNIDENSE DE ORIGEN JUDÍO SE MARCHÓ SIN EL NOBEL, PESE A QUE SU ALTURA LITERARIA FUE LA DE UN GIGANTE.

NUNCA EL NOBEL favoreció su narrativa, pero Philip Roth fue un combativo de Estados Unidos que nadie vio. De su enorme obra, debe rescatarse la crítica a la religión laica de la Unión Americana: la Gran Novela Americana o, en español, El Ocaso de los ídolos, el beisbol como metáfora de la trampa americana. Roth fue genial, astuto, zorro y amo de una postura directa y cruel del bien pensante estadounidense. Muere, con él, una tradición, una queja y una espina del modo de ser americano. La sátira, la daga y el puñal pierden a uno de sus mejores estandartes. Trump obliga al funeral de uno de los grandes, a la altura de Dos Passos, Oates y Mailer. Roth es la barra entre las estrellas. Mañana todo sera distinto. Hay muertes que pasan al olvido; otras a la memoria, la de Roth es de esas. No debe perderse, entre los populismo, su rastro.