ANA MARÍA SALAZAR
ANÁLISIS SIN FRONTERAS
¿ Invitará al reelecto presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a su toma de protesta como presidente de México? ¿Invitará al presidente Donald Trump? El caso Odebrecht ha resultado en la persecución penal, destitución y renuncias de funcionarios en diferentes partes de Latinoamérica. El gobierno de Estados Unidos tiene pruebas sobre este caso. ¿Usted como presidente, cómo mejoraría el intercambio de pruebas con otros países en casos de corrupción de alto nivel? ¿O cómo fortalecer los casos de lavado de dinero con pruebas del exterior? ¿Tiene pasaporte vigente, candidato? ¿A cuántos países ha viajado? ¿Cuál fue la última vez que viajó fuera de México? ¿A dónde? ¿Cuántos familiares tiene viviendo en el exterior? ¿Dónde? ¿Tiene inversiones o cuentas en el extranjero? Obviamente estas preguntas tienen una jiribilla que podría incomodar a uno o varios de los candidatos. Pero son este tipo de preguntas las que permiten diferenciar las propuestas de los candidatos. ¿O no?
Para los que seguimos de cerca los temas de política exterior y seguridad, el segundo debate fue todo menos un escaparate para poder subrayar las diferencias entre las posiciones de los candidatos. José Antonio Meade, quién fue canciller, sorprendió que no pudo marcar, en una forma definitiva y contundente, una política exterior y de seguridad diferente de los otros candidatos.
Ha sido en los posdebates donde los portavoces han tratado de marcar algunas diferencias en entre los candidatos, pero también enfocándose más en los comentarios de “canallita”, “abrázalo”, “carajo” y la cartera de AMLO. La verdad es que parecería que no hay mucha diferencia porque los candidatos tampoco han sido muy claros, ya sea por desconocimiento o porque les incomoda el tema.
Y sí, se supone que los temas que debían tratarse en el segundo debate presidencial que se llevó a cabo, eran comercio exterior e inversión, la seguridad en la frontera, el combate al crimen transnacional y los derechos de los migrantes. Cabe mencionar que, en este nuevo formato, estuvieron presentes 42 ciudadanos. Cada bloque estuvo compuesto de dos segmentos; en el primer segmento, una persona del público hacía una pregunta y los candidatos tuvieron un minuto para responderla; en el segundo segmento, había otra pregunta del público en la que los candidatos respondían en una discusión dirigida por los moderadores.
Pero parecería que para el público y los moderadores sólo existen Estados Unidos, México y algunos países centroamericanos. ¿Por qué no preguntar si México debe de continuar siendo parte de América del Norte o jugar un papel más protagónico en Latinoamérica?
¿Por qué la famosa Doctrina Estrada no fue tema de discusión? Se fundamenta en dos principios: la autodeterminación de los pueblos, que significa el derecho que tienen los pueblos para “aceptar, mantener o susti- tuir a sus gobiernos o autoridades”, y la no intervención. ¿Qué opinan los candidatos a la luz de la política que ha tomado el gobierno de México ante la situación en Venezuela? Particularmente relevante cuando se consideran las medidas anunciadas este lunes por México, donde desconoce el resultado de la elección presidencial en la que es reelecto Nicolás Maduro, además de llamar a consulta a la embajadora de México en ese país, emitir una alerta al sector financiero y bancario mexicano sobre el riesgo en el que podrían incurrir si realizan operaciones con el gobierno de Venezuela –que no cuenten con el aval de la Asamblea Nacional–, suspender hasta nuevo aviso las visitas de alto nivel a Venezuela, entre otras medidas. ¿Por qué faltó hablar con más detalle sobre el impacto del comercio desleal de China y cómo combatir la fayuca y la corrupción ligada a la importación ilegal de productos? ¿Este tema no importa o simple y llanamente a nadie se le ocurrió? Sabiendo que son bajas las probabilidades de que se pueda renegociar el TLCAN, ¿por qué no hablar sobre un Plan B o Plan C ante esta eventualidad? ¿En el tema de comercio exterior e inversión, hablar sobre el Tratado Transpacífico (TPP)?
El debate se estaba llevando a cabo literalmente a pasos de la frontera con Estados Unidos: muy relevante es cómo mejorar el tránsito en la frontera y facilitar el paso de personas y productos. ¿Qué estrategia tienen los candidatos para el combate del crimen organizado transnacional? Sería interesante saber si había que incrementar o reducir la coordinación con Estados Unidos. ¿Qué piensan de la ventanilla única, impuesta por el presidente Peña?
Pero bueno, seguiremos hablando de Ricki Rickín y las carteras perdidas.
“Meade, quién fue canciller, sorprendió que no pudo marcar una política exterior diferente”