Abrazo de Acatempan
El resultado del encuentro entre los magnates del dinero y Andrés Manuel López Obrador, nos dicen, fue terso y cordial, ya que para algunos asistentes sirvió para conocer de viva voz del tabasqueño su postura en torno a temas torales, como en nuevo aeropuerto, la reforma energética y plan de gobierno; sin embargo, para otros, el encuentro fue menos optimista y más bien refieren que fue algo similar al abrazo de Acatempan, historia en la que al final aflora la traición.
La historia de México nos dice que en el movimiento independentista el comandante en jefe del ejército del virreinato de Nueva España, Agustín de Iturbide, buscó una alianza con el jefe de las fuerzas insurgentes que peleaban por la indepen- dencia de México, en este caso Vicente Guerrero, la cual sellaron con un encuentro en el poblado de Acatempan, localizado en el municipio de Teloloapan, hoy parte de Guerrero, con la finalidad de derrocar al virreinato y formar una república.
Es cierto, triunfó el movimiento independentista, pero el pacto de Acatempan fue traicionado por Iturbide al dejarse seducir por el canto de las sirenas y formar su propio imperio, iniciando así una era muy alejada a los sueños del héroe Vicente Guerrero.
Sirva ese contexto para asemejar el encuentro entre los empresarios y el candidato presidencial puntero en las encuestas, AMLO, quien llegó a su reunión con la clase empresarial del país con muchas promesas y supuestas coincidencias en cuanto a temas que requieren del impulso de los dineros privados nacionales, lo cual fue visto –según relatan algunas crónicas periodísticas– con buenos ojos por algunos de los asistentes, pero también se dice que en el pensar de la mayoría hay una idea de que el apoyo que hoy puedan dar al tabasqueño tenga como resultado final una traición, algo así como el nacimiento de un imperio que no respetará la vida institucional, donde se disuelven congresos, se expropian empresas y se hacen reformas a conveniencia del gobierno en turno. Ese es el temor de muchos de los ahí reunidos.
Por lo pronto, AMLO ha señalado que el encuentro con los empresarios todo fue “amor y paz”, pero es difícil pensar que con un simple abrazo, como el de Acatempan, se olviden afrentas que en sus arengas políticas ha lanzado contra los representantes del poder económico del país, ya que a todos ellos se les ha señalado como parte de “la mafia en el poder”, les han dicho “fifís”, “hambreadores”, “corruptos”, “traidores”, “ladrones”, “explotadores”, y otros calificativos que en verdad no creemos que esos términos hayan quedado en el olvido con este encuentro.
El candidato presidencial de Morena ha lanzado mensajes de odio y división contra todo el que no piensa como él o no está con su movimiento, pero en su ambición de poder a últimas fechas ha matizado y mesurado su discurso. Quiere llegar a la silla del águila, por eso ha tendido puentes con todos aquellos grupos a los que durante años ha ofendido y hoy requiere de su apoyo en su tercer intento por querer ser presidente. Qué les ofreció, o les dijo que está dispuesto a recular en temas como la reforma energética, el aeropuerto, el TLCAN y otros rubros de índole económicoempresarial, tal vez todo… igual que Iturbide a Guerrero. Podríamos estar a unos días de que el abrazo entre AMLO y los empresarios derive en otra historia de traición, porque lo primero es ganar y luego formar su unipersonal imperio.