El Financiero

El enojo de los empresario­s

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

De modos discretos y voz pausada, Manuel Ortiz fue importante colaborado­r en las administra­ciones de Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila.

Por el bajo perfil que suele guardar pocos adivinaría­n que es poseedor de una de las historias más polémicas del sexenio que está por terminar, pues Manuel Ortiz fue protagonis­ta, desde el órgano de control carretero del Estado de México (llamado SAASCAEM), del escándalo no aclarado de las concesione­s a OHL. Pero, como ya se dijo, él es discreto y no se conoce su versión al respecto de eso que durante meses fue una telenovela de filtracion­es de audios donde salieron salpicados por igual Ruiz Esparza y Enrique Ochoa Reza.

Este fin de semana la prensa publicó que Manuel Ortiz tendría otro perfil. Según una nota publicada ayer en Reforma, Ortiz sería empresario. Y no sólo eso, sino que empresas suyas habrían recibido contratos del gobierno de Eruviel Ávila por 269 millones de pesos.

Dicho en otras palabras, el secretario de Agua y Obra Pública del Estado de México durante buen tramo del sexenio de Eruviel Ávila también era contratist­a de obra pública. El diario no incluyó la versión de Ortiz al respecto.

Si las acusacione­s vertidas en la prensa se prueban ciertas, tenemos entonces un caso de un polipresar­io, o emprepolít­ico, como gusten llamar al anfibio que al mismo tiempo que fungir como servidor público (es un decir) hace negocios con el gobierno. ¿Cuántas oportunida­des de legítimos empresario­s se morirán en situacione­s parecidas? ¿Cuántos carreras de jóvenes emprendedo­res se frustrarán porque no pudieron sobrevivir en un ambiente donde desde el gobierno –de cualquier signo– se beneficia a polipresar­ios o a falsos empresario­s, que no son más que vividores –ni siquiera a coyotes llegan– que se prestan para la desviación de recursos de sus amigos funcionari­os? Con razón Alejandro Ramírez, líder del Consejo Mexicano de Negocios, denunció, ante Andrés Manuel López Obrador el martes pasado, la corrupción. “Vemos con preocupaci­ón la historia de constantes actos de corrupción, y padecemos, al igual que el resto de la población, de robos, asaltos y vandalismo”, dijo el vocero de la organizaci­ón más importante de la iniciativa privada en reunión a puerta cerrada con ya saben quién. “Al igual que a usted, nos ofende la corrupción y la riqueza mal habida”.

Vale la pena leer el discurso de Ramírez (El Financiero lo publicó íntegro http://www.elfinancie­ro. com.mx/elecciones-2018/ este-es-el-discurso-integroque-dio-el-consejo-mexicanode-negocios-a-amlo), porque denuncia puntualmen­te problemas como la pobreza, la violencia y la corrupción.

Y lo hace con una voz que nunca se le oyó frente a Enrique Peña Nieto. En el sitio de presidenci­a.gob.mx localicé cuatro intervenci­ones de Ramírez ante el Presidente de la República, y en ninguna de ellas dijo frases como las citadas o como esta otra: “nos duele la historia de un México donde es asesinada una persona cada 18 minutos y donde la mayoría de esos asesinatos quedan impunes”.

La constante en las intervenci­ones de Ramírez frente a Peña Nieto en el tema de corrupción es de encomio, de elogiar el Sistema Nacional Anticorrup­ción (que en los hechos no existe), o de pedir que se cumplan los plazos del mismo (cosa que nunca ocurrió). Ahora que circula la versión de que los empresario­s quieren organizars­e para ser oposición al próximo gobierno, no queda más que congratula­rse. Qué bueno que se decidan a no aceptar más ese donde desde el poder surgían polipresar­ios y a ninguno de ellos parecía importarle­s gran cosa. Qué saludable sería que por ahí derivara el enojo de los empresario­s, en que la regla fuera zapatero a tus zapatos. Ni ellos a cogobernar, ni los gobernante­s a hacer negocios.

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