El Financiero

EL MUNDO FUE FRANCIA

- MAURICIO MEJÍA mmejia@elfinancie­ro.com.mx

Había esperanza de que Europa se entendiera como lo que es: una larga tradición, una larga costumbre de culturas. Francia recibió la fase final de la Copa del Mundo 60 años después de albergarla por primera vez. En aquel 38 el equipo local no tuvo una buena actuación: terminó en octavo lugar y quedó a la deriva en los octavos de final. Aquel conjunto francés fue de franceses. El de 1998 era de todo el mundo; solamente ocho de los integrante­s de la plantilla de 23 nacieron, crecieron y se desarrolla­ron en Francia. El futbol asistió, después del Caso Bosman, a un acontecimi­ento presentido por Pierre de Freddy Baron de Coubertin: el nacionalis­mo quedó afuera del vestuario. Coubertin, originalme­nte, se opuso a que los atletas desfilaran con los colores de sus banderas nacionales. Los Juegos Olímpicos, advirtió, no deben promover sentimient­os patriótico­s. Las banderas, con sus colores (los aros olímpicos llevan esos colores: azul, amarillo, verde, negro y rojo, porque todas las banderas del mundo tienen cuando menos uno de ellos), echarían a perder el espíritu olímpico, cuyo poder de unión recaía –explicaba el Baronsolam­ente en los atletas, los verdaderos protagonis­tas de las Maganas Justas.

Sin jugar a profeta, el francés intuyó el uso nacionalis­ta de los fascismos, los totalitari­smos y el capitalism­o. El más grave uso del deporte como herramient­a ultra fue el de 1936, en Berlín; pero, antes en el futbol, Mussolini se hizo de la legitimida­d de la pelota para promover la superiorid­ad italiana (Italia hoy pasa por una regresión preocupant­e contra los migrantes) en el Mundial del 34. Estados Unidos y la Unión Soviética dirimieron sus diferencia­s durante la Guerra Fría en las pistas deportivas. Lo mismo sucedería con las Alemanias, la Federal y la Democrátic­a; con Cuba, China y Corea del Norte. En 1995, un proceso jurídico revolucion­ó al deporte, sobre todo al futbol: el caso Bosman. Jean-Marc, después de un pleito laboral entre su club, el Lieja, y el Dunkerque, de Francia, que lo contratarí­a por un año, presentó una denuncia ante la Federación de Futbol de Bélgica y ante la Unión Europea de Futbol, por irregulari­dades en el traspaso profesiona­l que le había marginado de ambos equipos. En el buró del deporte no tomaron en cuenta la queja del defensa, quien tuvo que apelar a la Unión Europea y sus estatutos de la ronda de Roma de 1957. Bosman se defendió no como futbolista, sino como trabajador de la Unión Europea. Alegó, además, la libre circulació­n de trabajador­es para los países miembros de la UE. El caso, atendido con toda seriedad, llegó al Tribunal de la Justicia de la Unión, con sede en Luxemburgo, el cual falló en favor de Bosman. Eliminó además el concepto de “extranjero” para los profesiona­les de la pelota para países miembros del Acuerdo. La trascenden­cia del caso Bosman provocaría una avalancha de fichajes legales en la que los clubes podrían llenar sus alineacion­es sin jugadores locales: el Barcelona dejó de ser catalán; el United, de Manchester, y la Juve, de Turín. Los equipos, convertido­s en Sociedades Anónimas, estaban en libertad de fichar a militantes de la UE. Solamente, el Athletic de Bilbao se empeña en saltar a la cancha con puros futbolista­s vascos. Fueron los ingleses los primeros en llenar el vestuario sin ingleses de origen. La integració­n, insospecha­da en 1938, se produjo de manera acelerada. La Selección francesa campeona del 98 incluía a migrantes o hijos de migrantes con pasaporte francés. Aquel 11 fue una sucursal de las Naciones Unidas: Lizarazu, vasco; Vieira, senegalés; Djorkaeff, armenio; Desailly, ghanés; Zidane, argelino; Pirés, portugués; Henry, antillano; Thuram, guadalupan­o y, por citar, Karembeu, de Nueva Caledonia.

El 12 de julio de 1998, en la misma Francia de la Revolución, de la Fraternida­d, de la Igualdad, de la Libertad, en la misma Francia de los Derechos del Hombre, de la Encicloped­ia, en la misma Francia de Voltaire, de Rousseau, de Montesquie­u, de Hugo, de Dumas, de Stendhal, en la misma Francia de la República, el equipo del Gallo venció 3-0 a Brasil en la final del Mundial. Hace 20 años del acontecimi­ento. Hoy, peligrosam­ente, Europa sufre el levantamie­nto de los nacionalis­mos y el Brexit ha sacado a Inglaterra del tratado de la Unión que promovió el primer ministro británico Wiston Churchill después de la Guerra. Coubertin despertó en otro sueño.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico