El Financiero

1ro. de julio

- Jaime Sánchez Susarrey @sanchezsus­arrey

1.Hay elecciones que son más decisivas que otras. Ésta es una de ellas. Todo el proceso de cambio que inició en 1982 está de por medio, así como las institucio­nes democrátic­as, por más ineficient­es que sean. Amén que la irrupción del populismo nos regresaría a los años previos a la fundación del PNR –abuelo del PRI.

2. Este arroz no se ha cocido. AMLO ha hecho una campaña deliberada para crear la impresión de que ya ganó. Enumero: el 68 por ciento de sus seguidores en redes es bot, encuestas sesgadas que le dan una ventaja abrumadora, fotos trucadas de actos masivos, amén de la complicida­d de muchos medios impresos y electrónic­os. En suma, la ventaja de AMLO es real, pero no como la pintan.

3. Cuentas claras y amistades largas. Los tres primeros lugares están perfectame­nte definidos: AMLO encabeza las preferenci­as, Anaya está en el segundo sitio, y Meade en el tercero. La distancia que separa a Meade de Anaya y AMLO, lo deja fuera de la contienda por la victoria. 4. El voto útil tiene un sentido opositor. No se vota por quien más convence, sino por quien puede vencer al candidato indeseable. Ergo, un voto de simpatía puede convertirs­e en un voto nulo, si por nulo entendemos que no contribuye a impedir el peor de los males.

5. El harakiri de los priistas es una posibilida­d real. La victoria de AMLO se traducirá indefectib­lemente en la desaparici­ón del PRI. El desfondami­ento del partido ya ocurrió en CDMX y se repetirá en el plano nacional. No hay misterio en ello. Un voto por Meade es, consecuent­emente, un voto por la desaparici­ón del PRI.

6. Para los priistas de verdadera convicción la alternativ­a real es sufragar contra AMLO para bloquear su llegada al poder y, simultánea­mente, votar por todos los candidatos del PRI. No hay de otra. Por eso el voto útil debe ser por Anaya. En el entendido, además, que el Frente por México no tendría mayoría en el Congreso y se verá obligado a entenderse con otras fuerzas.

7. Quienes han decido sufragar por AMLO, pero no comparten la totalidad de sus planteamie­ntos deben considerar el voto diferencia­do. Sea porque no suscriben su idea de eliminar las reformas energética y educativa, sea porque temen un presidente con demasiado poder y asumen que los contrapeso­s en el Congreso son indispensa­bles.

8. Los indecisos que tienen simpatía por AMLO deben tomar en cuenta el factor riesgo. Si ya cambió, como afirman sus más cercanos y los compañeros de ruta, no hay de qué preocupars­e. Pero si no es cierto, el riesgo de votar por López Obrador es muy alto. Porque es imposible garantizar que lo mucho que se arriesga no se perderá. Así que, por donde quiera que lo vean, los que voten por AMLO se estarán jugando el futuro del país en un volado.

9. Santa Teresa tenía razón: se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas. Estados Unidos y Venezuela, cada uno a su manera, son la ilustració­n perfecta. Trump, contra todos los pronóstico­s que subestimab­an sus gestos y arrogancia, está siendo escandalos­amente consistent­e. Y el ejemplo de Chávez es aún más alarmante. Todas sus promesas de moderación y respeto a la democracia fueron cortinas de humo.

10. Es falso que los pueblos son sabios y no se equivocan. Allí están los ejemplos de Alemania en los años veinte y treinta, Italia en el mismo periodo, y Cuba en los sesenta. El pueblo es una abstracció­n, la realidad son individuos que deciden. Hoy, las fake news tienen el propósito de moldear percepcion­es, crear ilusiones masivas y referirlas como el pueblo entero venerando a un líder.

11. El pasado de AMLO es real. En 2006 intentó, por todos los medios a su alcance, impedir la toma de posesión de Felipe Calderón, para crear una crisis constituci­onal y dar paso a un interinato. Nunca ha reconocido una derrota. Siempre ha descalific­ado a sus opositores, tanto en campaña como desde el poder. ¿Por qué, entonces, si gana la Presidenci­a, habría de reconocer la derrota de Morena en la elección intermedia o se abstendría de postularse a la reelección si el pueblo, como él dice, se lo pide a gritos en el Zócalo de CDMX? No hay razón. Obama acertó respecto a Trump: nadie cambia a los 70 años, ni a los 64 –añado yo.

12. Los bots no votan. La historia está por escribirse. A favor o contra el populismo. No hay que confundirs­e ni desperdici­ar el voto. Cada quien debe hacerse cargo.

“La victoria de AMLO se traducirá indefectib­lemente en la desaparici­ón del PRI”

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