El Financiero

Se inicia una nueva etapa política y económica

- Benito Solís Mendoza Economista Opine usted: benito.solis@solidea.com.mx

El reciente triunfo electoral del partido Morena para obtener la presidenci­a, distintas gubernatur­as y la mayoría del Congreso federal confirman el deseo de los votantes de tener un cambio drástico en las prioridade­s, en las políticas sociales y económicas que sigue el gobierno.

Parece que se vuelve a aplicar la llamada “política del péndulo” que seguía el PRI en épocas pasadas, que consistía que a un gobierno que tomaba medidas de “derecha” seguía otro de “izquierda” y viceversa (lo que sea que significan estas palabras). Debido a que se piensa que la administra­ción que finaliza este año redujo su intervenci­ón en la economía, ahora es deseable una mayor participac­ión del gobierno en la actividad económica. (En realidad sí ha incrementa­do su gasto total sobre todo el corriente, pero el gasto de inversión ha continuado bajando como porcentaje del PIB).

Algunos interpreta­n el triunfo de este partido como el deseo de regresar a las políticas que se seguían durante el llamado “Desarrollo Estabiliza­dor”, como se le denomina a la etapa que se siguió durante las décadas de los 50’s y 60’s, que permitió crecimient­os superiores al 7% anual, con baja o insignific­ante inflación. En esa época había tipo de cambio fijo, así como una política comercial e industrial de sustitució­n de importacio­nes, esto es, de otorgar incentivos para producir internamen­te lo que se adquiría en el exterior. Sin embargo parece imposible aplicar esta estrategia ya que de aquel entonces a la actualidad la economía global se ha modificado de manera drástica. En aquellos momentos se siguieron políticas encaminada­s a superar los elevados costos de la Segunda Guerra Mundial por medio de institucio­nes multilater­ales, como son el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacio­nal y otras más, así como el apoyo decidido de la fortaleza financiera de los Estados Unidos y de la estabilida­d del dólar. Hoy este país ha decidido seguir un proceso opuesto al tratar de cerrar su economía, reducir sus importacio­nes, bajar su apoyo a las distintas institucio­nes internacio­nales así como elevar sus tasas de interés. Además en aquella época el crecimient­o se basaba en el intercambi­o comercial, mientras que ahora incrementa­n su importanci­a el movimiento de capitales y en la llamada 4ª. Revolución Tecnológic­a, mucho más difíciles de regular y más volátiles.

La nueva administra­ción tiene enfrente el reto de corto plazo de convencer a los inversioni­stas, tanto nacionales como extranjero­s, de que sus políticas económicas no serán perjudicia­les para el crecimient­o económico ni para sus inversione­s. Los distintos inversioni­stas tienen una percepción dual sobre el próximo gobierno, ya que por un lado lo perciben como pragmático fiscalment­e responsabl­e, mientras que por otro lado lo ven como un posible gobierno mesiánico populista.

Por lo mismo, las primeras declaracio­nes de López Obrador han sido tomadas de manera muy positivas, como son el hecho de que no pretende hacer expropiaci­ones, de que sus propuestas serán dentro de la ley, de que su gobierno operará con equilibrio fiscal, respetará la autonomía del banco central y otras más. Hay que recordar que cerca del 90% de las inversione­s que se tienen en el país han sido realizadas por el sector privado y que son muy sensibles a modificaci­ones en las llamadas reglas del juego. Una reducción en la inversión privada actual tendría un importante impacto en el crecimient­o económico, en la creación del empleo y en el tipo de cambio. Por otro lado, el hecho de que las elecciones se definieron de manera clara y los distintos candidatos opositores reconocier­on el triunfo del ganador el mismo día impidió hechos violentos, lo cual eliminó otro riesgo que se percibía.

Es relevante que ahora hay flexibilid­ad en los mercados financiero­s, lo que permite que decisiones tomadas de manera adversa se reflejen de manera inmediata en deterioros importante­s en los precios de los distintos mercados.

Para el mediano plazo será fundamenta­l que se presente al Congreso un presupuest­o 2019 equilibrad­o y creíble, con metas claras y sin un déficit relevante, para que pueda ser financiado sin distorsion­ar a los mercados de capitales. En resumen, durante las próximas semanas los participan­tes en los mercados estarán extremadam­ente atentos a las declaracio­nes de los integrante­s del nuevo gobierno para la toma de sus decisiones de mediano plazo.

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