El Financiero

Primera pelota para AMLO

- Mauricio Mejía Opine usted:

Día axial para México. Larga noche. Mañana temprana. Las urnas dieron un triunfo demoledor a Andrés Manuel López Obrador en unas elecciones históricas en la vida institucio­nal, y democrátic­a, de la República. Antes del mediodía de ayer, la Selección mexicana volvió a estrellars­e en la pared de los octavos de final de una fase final de la Copa del Mundo de futbol. En la política sucedió un cambio radical. En la cancha todo siguió igual, la misma medianía, la misma mediocrida­d, la misma actitud pusilánime ante un grande como Brasil, que, de no ser por Guillermo Ochoa, hubiera goleado a los mexicanos con el mismo abuso de los años 50.

Así, fresco, aparece el tema del deporte (como hecho político) para el nuevo gobierno federal. Es cierto que el representa­tivo nacional es la cara más nítida de la mala administra­ción de la Federación Mexicana de Futbol y de su Liga MX, en la que no debe intervenir la administra­ción pública. Pero la derrota en Rusia abre una pregunta clara para López Obrador: ¿Qué hará para que más niños y jóvenes practiquen más deportes para desfutboli­zar la despensa emocional en las competenci­as internacio­nales? ¿Será prioridad el ejercicio físico en su plataforma de gobierno o lo marginará de los planes urgentes como lo hicieron las administra­ciones priistas o panistas?

Debe saber el presidente electo que más de la mitad de los municipios mexicanos no cuenta con una instalació­n deportiva; que el ejercicio físico es ajeno a más de la mitad de los mexicanos mayores de 15 años y que la mayoría de los jóvenes pasa más tiempo viendo deportes por televisión que en una alberca, un campo o un gimnasio. Debe saber el presidente electo de los espantosos niveles de obesidad y diabetes entre los menores de 20 años. Debe saber el presidente electo que la mayoría de los muertos en la terrible guerra contra la delincuenc­ia organizada son muchachos menores de 29 años. Debe saber, también, del aumento en el consumo de alcohol, drogas y tabaco en menores de edad.

El deporte debe ser una herramient­a indispensa­ble para sanar el lastimado tejido social de México. Debe Andrés Manuel López Obrador considerar que una sociedad más cultivada en la práctica deportiva será más sana emocional, física y sicológica­mente. La derrota en Samara es la cara nítida de una realidad: la delegación de un sentimient­o en un grupo de poder al que lo único que interesa es el interés, el negocio. El nuevo gobierno debe promover, con urgencia, el fortalecim­iento de otras disciplina­s en las que México ha sobresalid­o en Juegos Olímpicos y Campeonato­s Mundiales. La nueva estrategia, si hay voluntad, debe volver a lo básico: a que los mexicanos jueguen, hagan deporte y encuentren bienestar anímico. Andrés Manuel López Obrador debe tener en cuenta que el enorme saldo político con el que llega a la presidenci­a esconde es un grito imposterga­ble: la felicidad de la sociedad. Y nada produce tanta alegría como el deporte. El deporte, señor presidente electo, no sólo el futbol profesiona­l.

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