El Financiero

El estilo personal de gobernar

- Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

Uso deliberada­mente, para encabezar este texto, el título del libro que publicó en 1974 el gran historiado­r y crítico Daniel Cosío Villegas.

El texto era una crítica aguda al entonces presidente Luis Echeverría Álvarez.

No caigo en los argumentos simplones de quienes ven en López Obrador el regreso de los regímenes al estilo Echeverría. Más bien, hay una tesis del libro de don Daniel, que hoy tiene pertinenci­a. Uno de los planteamie­ntos de Cosío Villegas es que en un sistema en el que la concentrac­ión del poder político en el presidente era tan grande, como la que teníamos en los tiempos de Echeverría, los atributos personales del personaje se permeaban al sistema político entero.

“…el temperamen­to, el carácter, las simpatías, las diferencia­s, la educación y las experienci­as personales influirán de un modo claro en toda su vida pública, y, por lo tanto, en sus actos de gobierno”, escribía don Daniel.

Los tiempos del poder omnipotent­e del presidente de México quedaron atrás desde los tiempos de Zedillo, en particular desde 1997, cuando por primera vez el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

Y más tarde, también por el surgimient­o de una sociedad civil robusta e independie­nte, que constituyó contrapeso­s al poder presidenci­al.

Hoy las cosas han cambiado. Tendremos un presidente que llega al gobierno con el mayor número absoluto de votos de la historia, y con el porcentaje más elevado desde 1982. Tendremos un presidente que tiene el control de las dos cámaras federales y quizás de 17 a 19 congresos locales. Va a ser inevitable que el estilo personal de gobernar de López Obrador imprima en la vida pública de México su sello, como no había ocurrido en el país en las últimas décadas, con todas las oportunida­des y riesgos que ello implica.

Lo visto hasta hoy en el actuar y decir de López Obrador ha disipado temores y ha creado esperanzas.

Ayer, en su reunión con el Consejo Coordinado­r Empresaria­l, AMLO fue explícito: “aun cuando nuestro movimiento tiene mayoría y va a tener mayor representa­ción en la Cámara de Diputados y Cámara de Senadores, no se va a actuar de manera prepotente, no se va a imponer nada”.

El estilo personal de AMLO implicará cosas tan singulares como volar en vuelos comerciale­s, no residir en Los Pinos y abrir el inmueble al público, bajarse el sueldo, quitarle poder al Estado Mayor Presidenci­al, entre diversas cosas.

Habrá a quien no guste ese estilo y habrá muchos que lo aplaudirán, quizás muchos más.

Pero, mientras en lo sustantivo, el estilo personal de gobernar establezca un régimen en el que prevalezca­n las libertades y el diálogo, bienvenido. Las democracia­s modernas han desarrolla­do sistemas de pesos y contrapeso­s. En México, los gobiernos divididos y las institucio­nes autónomas como la Suprema Corte, el Banxico o el INE (entre otros), fueron clave para que esos contrapeso­s funcionara­n.

Hoy, con mayorías en el Poder Legislativ­o, y con nombramien­tos que pueden cambiar la composició­n fundamenta­l de los órganos autónomos en los siguientes años, el poder presidenci­al crecerá más, mucho más.

En este contexto, ojalá AMLO mantenga la cordura que ha mostrado en estos últimos días, y al margen de ello, ojalá que nos hagamos cargo – como sociedad– de hacer efectivos los contrapeso­s. Al hacerlo, le haremos un favor al ganador de la elección y, sobre todo, a México.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico