El Financiero

Gobernador­es al rescate

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Luego de la desastrosa derrota sufrida por el partido en el poder, llama la atención que los tecnócrata­s quieran mantener el control del PRI, cuando fueron ellos, comandados por el primer priista, los causantes de poner a ese organismo político al borde de la extinción.

Con la pérdida de la Presidenci­a de la República y con una presencia nimia en las cámaras de Senadores y Diputados, los priistas se deben de reagrupar en torno a otros liderazgos que tienen, como son los gobernador­es. Aunque hay que decirlo, el rechazo que tiene el tricolor entre la ciudadanía es mayúsculo y no se observa, por lo menos en el mediano plazo, como revertir esa percepción.

Lo único que les queda es que sus militantes que aún conservan alguna posición de poder, hagan un papel ejemplar y con ello rescatar un poco del prestigio perdido ya hace algunos ayeres. De hecho, el Revolucion­ario Institucio­nal aún tiene 12 gobernador­es que van a continuar en el cargo, la mayoría de ellos mantiene un porcentaje aceptable en cuanto a la aceptación de sus gobernados se refiere, como pueden ser los mandatario­s de Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Campeche.

Alfredo del Mazo, Quirino Ordaz, Rafael Alejandro Moreno, Miguel Riquelme, Ignacio Peralta, Héctor Astudillo, Omar Fayad, Alejandro Murat, Juan Manuel Carreras, Claudia Pavlovich, Marco Antonio Mena y Alejandro Tello son esos mandatario­s estatales que, sin duda, pueden tomar la batuta de lo que queda del PRI. Claro, todos le deben su lealtad al Presidente de la República, ya que los apoyó para llegar a los cargos que ostentan; sin embargo, con visión de largo alcance, deben intervenir a la brevedad.

En el PAN las cosas no son diferentes, ante la terquedad de Ricardo Anaya de mantenerse al frente del partido, no obstante que es el principal culpable de la debacle azul. Los gobernador­es panistas deben encabezar ese liderazgo que tanto se necesita y asumir el control, al tiempo de convocar a todos los militantes para que, a través de un proceso democrátic­o, elijan a la nueva dirigencia.

Martín Orozco, Francisco Arturo Vega, Carlos Mendoza, Javier Corral, José Rosas, Antonio Echeverría, Francisco Domínguez, Carlos Joaquín González (PAN-PRD) y Francisco García Cabeza de Vaca deben anteponer los intereses del grupo político que representa­n, y de igual manera que sus pares priistas, rescatar a sus partidos de su muerte política.

Mientras tanto, diremos que el PRI, como el PAN, va en camino de engrosar las filas de la chiquillad­a, aquellos partidos políticos que en cada elección está en juego su registro.

En el PRD ya no tienen gobernador­es, bueno, sólo Silvano Aureoles, aunque con su respaldo a Meade en plena campaña ya no lo ven pintado de amarillo.

Este partido no tendrá que esperar a que lo rescaten, ya que sus días están contados en virtud de que tiene problemas para mantener su registro, y perdieron su bastión más relevante: la capital del país.

El daño hecho al PRD por parte de Alejandra Barrales y de Miguel Ángel Mancera es de consecuenc­ias fatales. Ellos fueron los autores de la conformaci­ón de la “alianza de la extinción” con sus adversario­s ideológico­s por antonomasi­a. Veremos en qué termina la crónica de una muerte anunciada, mientras tanto seremos testigos de cómo recomponen el entuerto en el que están metidos el PRI y PAN, que por cierto, ahora más que nunca, se necesitan auténticos partidos de oposición para que sirvan de contrapeso al poder omnipresen­te del nuevo presidente de la República. La rebatinga por el control del PRI y del PAN será de pronóstico reservado.

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